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Gran reforma electoral

Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- Según Pepe Newman, cuando Don Jesús Reyes Heroles propuso la gran reforma electoral a José López Portillo, tenía el propósito de incorporar a la izquierda extrema a la vida pública. Todo salió bien, pese a que algunos guerrilleros siguieron en la Liga 23 de Septiembre, hasta que se negoció la amnistía.

Aquel primer reparto en los 70, significó un 25% del pastel para la oposición, la mayoría calificada la conservaba el PRI. Bartlett, en su afán de ser candidato, vio con preocupación los acontecimientos de los siguientes años, en los 80.

Por ejemplo, en 1983 se perdieron en Chihuahua ciudades importantes, al igual que en otras partes del país. Algo normal, natural y hasta bueno para el vestido democrático del país.

Bartlett engañó al presidente De La Madrid con el cuento de que se podía perder la Presidencia. Don Miguel le autoriza la contrarreforma electoral que, en lugar de ayudar, propició la escisión al interior del PRI.

El resultado fue la unión de la izquierda: la oficial del PRI con Cárdenas, Muñoz Ledo, Guevara, etc., con los de la izquierda extrema tradicional. Nada habría pasado, ni tendrían que haberse robado aquella elección de 1988, ni ser objeto del robo posterior, en 2006.

Hoy, ya no hay bandos, eran dos. Ahora todos son lo mismo, aunque con otro color. Antes era fácil saber quién era de izquierda, quién de derecha. Hoy no hay definición. Están revueltos en los dos grupos. Hay de todo en ambos. Ni de izquierda ni de derecha, son de intereses económicos, nada más. El país es lo que debería importar. Xóchitl quiere. Ojalá los dirigentes de partido la dejen.