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Gobierno duro con sociedad madura

Dr. Arturo Castro.- Los tiempos cambian y el ejercicio político también, la relación tiempo-espacio ha sido influida por la tecnología que a la creación del internet vio nacer una globalización social que previamente observó la economía.

Globalización que llegó para facilitar el conocimiento del desarrollo del hombre, cuando a través de los medios electrónicos y redes sociales las diferencias se convirtieron en semejanzas.

La socialización de los intereses comunes apareció por todos lados, siendo igualmente causal de ver las particularidades que se presentan en las culturas del orbe.

Los gobiernos del mundo cambiaron drásticamente su forma de operar dejando atrás la comodidad de la tranquilidad en la que todo y nada pasaba, la sociedad elegía el poder y este las formas, un acuerdo por demás bondadoso para todos.

Se disputaba el poder en base a ideologías que recurrentemente permeaban a la sociedad haciéndole sentir el respaldo con presencia, en ocasiones, de algunos descalabros que llegaron al sadismo.

Un sadismo administrativo en cuanto a la toma de decisiones públicas conocido como corrupción, que afectó la vida cotidiana de un país como el nuestro, siendo gobernado a la fecha por tres partidos políticos diferentes desde la institucionalización de los mismos.

México es un país en vías de desarrollo con una amplia población en pobreza, con un clasismo destacado por el Ejecutivo federal creando un distanciamiento real entre las clases sociales que van de un buen vino a la búsqueda de cualquier refresco.

Gobernar México venía siendo una pasión que decantaba el amor por la historia, el presente y el futuro, por la calma popular basada en el respeto y formalismo, por la creación de instituciones, amalgamando los intereses de todos y de cada quien.

La sociedad vivía una vida sin temores, caminando por la calle como algo normal, trabajando y recreando los momentos, inmortalizándolos en su propia memoria sin la presunción de la repetición que la tecnología ha traído en este tiempo.

Hoy se tiene un gobierno duro, como lo fueron todos, pero diferente, ya que proclama las intenciones a manera de que se entienda quién manda, aunque ya sepamos quién.

Un gobierno duro como todos los anteriores que, sin embargo, cambió la calificación por la descalificación bajo el argumento de que el pasado es la causa de los males del país, sin considerar la influencia externa, principalmente en la economía.

Un gobierno que como oposición criticó aquellas políticas públicas de hoy, asume que todo lo de afuera es politiquería, la verdad está adentro, realmente imaginario en donde la máquina de escribir es mejor que la computadora.

La sociedad ha madurado en base a la experiencia, el cuento lo define como tal, observa un país de contrastes cuya base política es la división de opiniones propiciada desde la cuna del poder, un pueblo dividido siempre será vencido.

La madurez es el camino de la razón, las decisiones son cuerdas y sin emociones, es el origen de conocer lo que se quiere pensando en el deber de hacerlo bien.

La sociedad y el gobierno se pertenecen, deben luchar juntos por la justicia social, el bien común o el bienestar como se llame, esa codependencia define un desarrollo integral para todos por igual, respetando las cualidades y los niveles personales.

La sociedad y el gobierno no hablan de lo mismo, la primera quiere paz, empleo, educación y salud, entre otros; el segundo, solamente seguir en el poder por el poder mismo.

La próxima elección define el país que se anhela. El desafío es mayor para entender el aspiracionismo versus autoritarismo. Se trata de ganar-ganar, la sociedad debe enaltecer el agradecimiento a quienes con vocación política se entregan a la vida pública.

Los políticos no deben brindar relatos imaginarios, mucho menos acciones divisorias, las acciones basadas en una gobernanza y en una entrega legislativa conducirán a una relación extraordinaria con la sociedad.

Gobierno duro y sociedad madura son dos conceptos alejados de una realidad que existe en el país, está repleta de mentiras verdaderas, acusaciones inciertas y desencuentros mayúsculos.

El gobierno no es duro, es irracional. La sociedad no es madura porque insiste en mantener la verdad de la palabra sobre las acciones, la reflexión invita a un pensamiento social desde lo personal.

México es un gran país, una nación de oportunidades que proyecta cambios profundos hacia 2024. El futuro es claro, la decisión está en el aire.