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¿Gobernar sin errores?

Alejandro Cortés González-Baez.- Claro que estamos hartos. Las redes están saturadas de lamentos y mentadas. Hay mucho por lo que podemos y debemos protestar, quejarnos y exigir. El Papa Francisco nos dice que la buena política debe estar al servicio de la paz. 

Es llamativo, por otra parte, que la mayoría de las personas al oír hablar de política —y de políticos— sientan una especie de repulsión. El tema nos conduce a pensar que en esta actividad se requiere jugar sucio, buscar intereses personales y de grupo, antes que el bien común. Nos refiere al sistema de zancadillas, de desvalorar los ideales de servicio y, en el peor de los casos, de ejercer el poder como un sistema de dominio. 

El Papa Francisco nos invita a mirar la política más allá de los discursos, por eso, mirar a las mujeres, los jóvenes y los marginados, en lo concreto, es mirarlos “como sujetos de cambio y no como meros objetos de asistencia”.

El 11 de julio del 2015 el Papa decía en Paraguay: “Las ideologías piensan por el pueblo, no dejan pensar al pueblo”. “Fíjense cómo terminaron las ideologías del siglo pasado, en dictaduras”. 

Tenemos que hacer un nuevo tipo de política la cual, huyendo del protagonismo, se centre en los principios de servicio sincero, incluyente y humilde para recolectar todo lo bueno que haya en cada país y sumar esfuerzos. Desafortunadamente es muy fácil desviarse de estos criterios como lo hemos visto durante décadas.

Es muy cierto que los errores resaltan con mayor fuerza que los aciertos, y solemos juzgar negativamente a las autoridades sin contar con todos los datos necesarios, pero también es cierto que hoy tenemos una capacidad de información como nunca antes en toda la historia de la humanidad. 

Debemos partir de la idea de que todos somos seres humanos y, por lo mismo, con muchas limitaciones. Así pues, es imposible gobernar sin cometer errores, pero quienes gobiernan deben ser los primeros en tener esto muy claro. Si alguien se considera infalible —en cualquier actividad— estaría cometiendo un grave error.

Aquí no cabe aquella frase de quienes para convencer de cualquier tema dicen: “Que te lo digo yo”. Hoy en día, ese argumento solamente convence a los niños menores de 5 años. Alguien dijo: “Cualquier gobernante puede hacer tonterías; lo que no se le permite es decirlas”.

Aunque parezca sin sentido, aquí quiero contar una anécdota que leí esta semana. Una joven que se dirigía a su trabajo muy de mañana en un vagón del metro y viajando de pie pues todos los asientos estaban ocupados, aprovechó para maquillarse pues no le dio tiempo de hacerlo en su casa, pero por el movimiento del transporte no lo podía hacer con la destreza requerida. Al verla en esa situación otra joven, a la que no conocía, le cedió su asiento para que pudiera terminar bien su cometido. 

Lo que quiero hacer notar con esta historia es la necesidad de tener una actitud positiva, de apoyo, para facilitar que los demás consigan sus objetivos. Sin duda, así todos saldríamos ganando. 

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