Candelario González Villa.- De algo deben servir las calamidades que pesan sobre la humanidad en estos días. En primer lugar, sin duda alguna, el coronavirus es el ariete que toca sin distingos a todas las naciones.
En nuestro México no ha pegado como en otros países, gracias a Dios y al sector salud, a la labor de médicos, enfermeros y personal de intendencia, pero también es justo reconocer la solidaridad de gran parte de la sociedad.
Sin embargo, no faltan los prietitos en el arroz o las piedras en los frijoles, que tratan de sacar provecho ante la crisis de salud, económica y social. A estos problemas se suma lo político, estamos viendo el vergonzoso papel de los gobernadores de extracción panista, sin hacer menos al perredista de Michoacán ni al locuaz mandatario de Nuevo León.
Precisamente en esta situación que vivimos en nuestra nación, sale a relucir su conducta abyecta y mezquina, con la cual pretenden sembrar sus fobias, resentimientos apátridas y sus ambiciones individuales.
Pasan por alto sus desmanes y desgobiernos, las traiciones que en un mal momento le propinaron a sus electores, quienes al calor del coraje y del resentimiento les otorgaron los votos que los llevaron al poder.
Lo imperdonable es que en estos momentos de incertidumbre intenten dividir a la sociedad y al país para imponer proyectos inviables, sin sustento; su visión y cortedad no los motiva al entendimiento ni la comprensión de esta pandemia que está sacudiendo las economías de todo el mundo.
A estos sujetos parásitos de la política solamente los motiva el “mercado”, el servir a los intereses de los pocos que están aposentados en sus capitales y especulando con el trabajo de la clase más vulnerable de la sociedad.
Sí, son estos verdugos quienes niegan el status de ser humano a sus trabajadores y que en el pasado siempre han sido salvados de sus presuntas bancarrotas por el Estado-Gobierno.
Bueno, pues con la pandemia nos estamos dando cuenta a quién siguen apoyando estos politiquillos.
¡Vaya la sacudida de conciencia que nos está propinando la pandemia al destapar la caja de pandora! En la ciudadanía debe quedar la reflexión que, de cierta manera, tenemos la culpa de tanta perversidad que soportamos por esta caterva de vividores.