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Fideicomisos

Daniel Valles.- La mayoría de la gente escucha y ve todo lo que se dice y se comenta sobre un tema del que tal vez se conozca poco. Los Fideicomisos que existían hasta hace unos días eran dineros de todos los mexicanos destinados para ser usados en programas de diferente naturaleza: Cine, ciencia, salud, pensiones, emergencias catastróficas como terremotos y ante la entrada tormentas y huracanes, entre otros.

El fideicomiso es una bolsa de bienes o derechos que una o varias personas (fideicomitentes) ponen en manos de una institución financiera o bancaria (fiduciario) para la realización de un fin determinado en beneficio de alguien o alguna causa (fideicomisario), que serían los programas a los que me refiero.

Los fideicomisos son herramientas complejas que el gobierno utiliza para hacer frente a deudas y pagar pensiones, así como atender áreas económicas estratégicas. Para entenderlos, es necesario saber de dónde vienen y para qué sirven.

Esto es similar a una acción que hace ya muchos años se llevaba a cabo en las escuelas primarias del país: El ahorro escolar. Cada lunes, después de las 9 de la mañana, llegaban un par de señores y pasaban a todos los salones de la escuela para que cada alumno entregara la cantidad que deseara.

Un peso, 50 centavos, etc. Era como aquél juego llamado el “Toma Todo”, donde todos ponen. Al final del año escolar, podía uno retirar su ahorro. Había quienes llegaban a retirar arriba de 20 o 30 pesos que entonces era una gran cantidad de dinero para una persona que cursaba la primaria. Ese dinero se gastaba en lo que uno quisiera.

Un fideicomiso es algo similar, si me permiten la ilustración. Los Fideicomisos eran usados más por el sector privado, por familias que deseaban asegurar la educación de sus hijos o algo así. Un fondo que se formaría para ser usado en un propósito previamente acordado.

De pronto, el Estado empezó a usarlos. Lo que le permitió, como se dice, “etiquetar” recursos públicos para determinados fines. Como por ejemplo dar mantenimiento a un edificio o mantener la estabilidad financiera del país.

¿De dónde sale el dinero? El dinero proveniente de nuestros impuestos o de fondos privados. Y debe transparentar cuánto dinero tienen y también cómo se usan. NO era un dinero al que se le podía “meter” mano, solo porque se podía.

Al inicio del actual régimen, algunos de estos Fideicomisos eran para: Prestar servicios públicos, gestionar donaciones para la asistencia pública, otorgar garantías, rescatar bancos, operar carreteras, gestionar negocios, realizar desembolsos, pagar primas de antigüedad, desarrollar proyectos inmobiliarios, asegurar pensiones y jubilaciones, financiar proyectos productivos, mitigar el cambio climático, atender desastres naturales, pagar indemnizaciones o administrar los bienes de la nación.

Al cierre de 2019, Hacienda operaba 338 fideicomisos, mandatos y análogos sin estructura, de acuerdo con la Cuenta Pública. Entre todos, tenían recursos por 740 mil 572.7 millones de pesos.

El pasado mes de abril, el Ejecutivo federal publicó un decreto que excluye específicamente los fideicomisos públicos en los que se requiera hacer reformas constitucionales o legales, así como los que sirvan para pagar la deuda pública, atiendan emergencias de salud o cumplan con obligaciones laborales y pago de pensiones. Algo así como 109 fideicomisos por una cantidad de 68 mil millones de pesos.

Lo que significaría que ese monto de dinero podría ser usado en cualquier otra cosa, aparte de para lo que fue constituido el fideicomiso, como para pagar una consulta para juzgar a los expresidentes, si así fuere. Tampoco para fondear programas del gobierno para atender la pobreza y otras cosas.

“Atender la clientela electoral”, dicen los opositores partidistas al régimen actual. Y no pueden andar muy errados. A eso se debe la trifulca que se dio desde hace una semana y más en la Cámara de los Diputados, en el Palacio de San Lázaro.

Pero; ¿Por qué los querrían extinguir? Por lo mismo que han extinguido todo lo que desean que no prospere o que cambie. Por la corrupción imperante. Dicen. Y es cierto, la manera en como están constituidos estos fideicomisos ha propiciado eso mismo. Una gran corrupción. ¿Por qué? Por los deficientes métodos de control y transparencia.

Porque la opacidad es una característica fundamental de los gobiernos en el mundo. Y en México ha sido de manera mayúscula, lo que ha dado origen a numerosos casos de corrupción como La Estafa Maestra, como la compra de medicamentos a precios inflados, los sobreprecios en obra pública y otros.

Sí. La corrupción ha imperado. Pero es cierto que extinguirlos de un plumazo no es la mejor razón para con ello poder terminar con la corrupción. Transparentarlos lo es. Se tiene la certeza que esos dineros serán usados con fines electorales y para solventar programas que ya no se pueden pagar ante la mala administración que ha hecho el actual régimen desde que inició.

Dice la Secretaria de Gobernación que, a pesar de la extinción del fideicomiso para atender a las víctimas del delito, la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) seguirá manejando esos recursos.

Y sobre el huracán Delta, en Quintana Roo, dijo que, pese a la eliminación del Fondo para atender los Desastres, tampoco dejará de atenderse el tema, sino que los apoyos se darán de manera directa.

Mientras tanto, el señor Arturo Herrera, secretario de Hacienda, dice que hay que buscar la manera de encontrar recursos para hacerle frente a las emergencias climatológicas, como el huracán Delta, lo que provoca que no splo la oposición, sino la gente se pregunte: ¿entonces para qué eliminar el Fonden y los fideicomisos?

La mayoría de la gente escucha y ve todo lo que se dice y se comenta sobre un tema del que tal vez conozca poco, del que se entera poco del significado y de lo que sucede con los Fideicomisos, medicinas, seguridad y la economía, pensiones, etc.

¡Ah, pero cuando no le llegue la ayuda, el recurso, la medicina o la pensión, cuando no haya, entonces se lamentarán!