Inicio ENFOQUES Y PERCEPCIONES ¿Existe la libertad de expresión?

¿Existe la libertad de expresión?

Es nuestra obligación esforzarnos para que este recurso que se aprecia y reconoce como bien intangible para la humanidad se siga manifestando

Soc. Omar Jesús Gómez Graterol.- Hace algunas semanas leía a un joven articulista que escribía acerca de la “Libertad de Expresión” en un tono bastante pesimista.  En su texto manifestaba su decepción porque cuando estudiaba periodismo nunca existió un solo profesor que le diera contestación –para él satisfactoria- acerca de lo que era esta frase.

Por otro lado, en el ejercicio de su labor como periodista, se había encontrado con élites de poder que constantemente condicionaban o limitaban las noticias y opiniones de manera que no siempre comunicaba lo que él quería decir. Por esta razón, llegó a concluir que ésta no era más que una frase vacía que en la realidad no aplicaba, no se llevaba a la práctica y que no existía.

Para mí, aunque tiene motivos suficientes para sentirse decepcionado, sus razonamientos tomaban un cauce algo temerario, sobre todo en sociedades que buscan fortalecer y convivir en un sistema democrático. Un tema tan sensible como este merece mayor reflexión y debate para conseguir una respuesta más completa, así como menos fatalista.

Hay condiciones que desearíamos que tomaran forma y existieran de manera permanente sin que tengamos que estar recurrentemente velando por su permanencia en el tiempo y en el espacio. Por ello, nos sentimos frustrados y confusos cuando no logramos precisarlas en nuestra vida cotidiana. Pero, para que éstas se produzcan, exigen del concurso y del trabajo decidido de todos como individualidades y como colectivos.

Con lo expuesto, se quiere indicar que hay ciertas situaciones que para que acaezcan implican una labor diaria y consuetudinaria de todos. Ciertamente, la “Libertad de Expresión” no es un producto acabado, definido y definitivo (por lo menos no en todo momento). Tampoco lo son la paz, la justicia, la democracia o cualquier otro término con implicaciones utópicas, pero no por ello es imposible que se concreten en nuestro presente y durante nuestra existencia.

Expresar algo no siempre es una tarea sencilla. Implica una alta dosis de responsabilidad, exposición, compromiso, moral y ética por parte del emisor. Asimismo, hay que considerar aspectos legales, culturales, económicos, sociales, espirituales y educativos del receptor (persona o grupo) al que deseamos hacer llegar nuestro mensaje, pero por muy difícil que se torne la acción de comunicar nunca se debe dejar de intentarlo.

Cuando decimos que no existe la “Libertad de Expresión” estamos destruyendo la posibilidad de que las ideas fluyan, así como dando pie a los totalitarismos para que actúen condicionando los contenidos que se les proporciona a las masas, y esto resulta algo extremadamente peligroso.

Por lo indicado, es nuestra obligación esforzarnos para que este recurso que se aprecia y reconoce como bien intangible para la humanidad se siga manifestando. A pesar de los obstáculos que pueden afectar el acto comunicativo, no por ello debemos desistir en éste, por supuesto, buscando que la información suministrada se ajuste a la veracidad de los hechos aportando evidencias.

Pero, bajo ningún concepto facilitemos oportunidades a ningún individuo o sector que pueda estar interesado en limitar, parcializar o prohibir que se digan las cosas que se tienen que decir. La “Libertad de Expresión” existirá en la medida que la asumamos como un patrimonio que es acuerdo de todos y al cual tenemos que abrirle la mayor cantidad de vías posibles para que se manifieste con eficacia y eficiencia, además de efectividad.

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