WASHINGTON- El Gobierno de Estados Unidos repatrió en el último mes a alrededor de 1.200 migrantes mexicanos en vuelos al sureste de México, ampliando con ello deportaciones aéreas en medio de la pandemia por COVID-19, según datos oficiales.
Entre el 16 de junio y el 13 de julio, 10 vuelos con migrantes mexicanos aterrizaron en el aeropuerto de Villahermosa, capital del estado de Tabasco, una ciudad a 1.400 kilómetros del punto más cercano de la frontera común. La decena de vuelos desde las ciudades estadounienses de Brownsville y El Paso, Texas, y Phoenix, Arizona, fronterizas con México, transportaron aproximadamente a 1.200 migrantes a la tropical entidad, según información oficial del Gobierno mexicano.
Una funcionaria mexicana que habló bajo condición de anonimato dijo que las repatriaciones aéreas a Villahermosa, convenidas por los dos países, eran una medida para facilitar el retorno de migrantes originarios de la región.
Migrantes bajaron de los aviones con mascarilla para ser recibidos por agentes formados en fila que midieron con pistola su temperatura, como protocolo sanitario ante la COVID-19, mostraron imágenes de algunos vuelos que el Instituto Nacional de Migración (INM) publicó en Twitter.
Los vuelos a Villahermosa han supuesto un nuevo destino para devoluciones aéreas de Estados Unidos, que expulsa vía terrestre por la frontera común a la gran mayoría de los miles de mexicanos que deporta anualmente, según los registros y un experto.
Hasta ahora, los mexicanos deportados vía aérea llegaban al aeropuerto de la Ciudad de México y desde finales del año pasado al de Guadalajara, estado de Jalisco (oeste), mediante un procedimiento coordinado entre los dos países que durante la pandemia sólo se suspendió en abril. El pasado 12 de junio, días antes del inicio de la medida, el comisionado interino de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) estadounidense, Mark Morgan, dijo que los vuelos de expulsión al sur de México eran para devolver a los migrantes de manera segura.
“Tenemos una fuerte coordinación con MX (México) en las expulsiones inmediatas y los vuelos de expulsión al sur de MX (México)”, escribió el funcionario en una serie de mensajes en su cuenta de Twitter.
Morgan expuso que la mayoría de los migrantes irregulares que CBP detuvo en la frontera en mayo pasado eran adultos mexicanos, a diferencia del mismo mes de 2019, cuando se trataba de familias centroamericanas.
El diplomático en retiro y ex cónsul mexicano en varias ciudades estadounidenses, Bernardo Méndez Lugo, dijo a Xinhua que él no recordaba ni encontró registros de que las autoridades de Estados Unidos hicieran vuelos al sur de México en el pasado.
La medida era justificable si se retornaba a personas originarias de la región, donde están los estados más pobres, pero no era descartable que de parte de Estados Unidos se tratara de una acción disuasiva de alejar migrantes de la frontera para evitar que intenten cruzar a su territorio, consideró.
El analista advirtió que sería inexplicable e inhumano que hubiera gente originaria de entidades del oeste o centro del país, lejanas de Villahermosa, como Michoacán y Guanajuato, que son estados tradicionalmente migrantes.
“La única justificación para el caso de Villahermosa sería que en estos aviones la mayoría fueran personas de puntos regionales vecinos”, señaló Méndez, director de la fundación promigrante América Sin Muros.
Estados Unidos, el país más afectado por COVID-19 en el mundo, ha mantenido las deportaciones masivas a México y otros países latinoamericanos durante la pandemia, despertando cuestionamientos de analistas y defensores sobre los riesgos de que con ello propague el virus.
Las voces alertan que centros de detención migratoria donde permanecen muchos deportados antes de su expulsión han tenido brotes y algunas muertes, además de que en México, Guatemala, Haití, Jamaica y Colombia ya se han presentado casos de migrantes devueltos con COVID-19. A México, un país también afectado por la pandemia, el Gobierno del presidente Donald Trump devolvió 39.000 mexicanos entre marzo y mayo pasado, de los cuales 1.400 fueron repatriados en vuelos a la capital y Guadalajara, indican los registros mensuales del INM.
Los vuelos se realizaron en un momento en que Tabasco ha figurado como la tercera entidad de México con más casos confirmados de COVID-19, lo que ha llevado a las autoridades a retrasar la reapertura de algunos negocios y aumentar esfuerzos para ampliar camas para contagiados.
Méndez apuntó que el Gobierno de Trump, con su “obsesión” por las deportaciones, incumplía las recomendaciones de Naciones Unidas sobre protección a migrantes durante la pandemia, como considerar su regularización y suspender temporalmente devoluciones.
“El riesgo sanitario y la evidencia que hay de las estaciones de detención de la autoridad migratoria nos indican que es un tema todavía candente y delicado, preocupante, de que se ha estado deportando sin tener protocolos y sin tener un cuidado”, agregó.
Xinhua