Inicio ADHOCRACIA Especular para dirigir

Especular para dirigir

Arturo Castro.- La política es todo un arte, resultará muy difícil entenderlo por aquellos políticos enfermos de poder, cuya razón es universal partiendo de la base de comprar votos a través de diferentes dádivas y que se han visto a través de los tiempos, en este y todos lados además.

Valorar la magnitud de dirigir a una sociedad no solamente está en la capacidad de hacerlo, habría que pensar en desarrollar actitudes para entender los momentos y las necesidades de todos y de cada quien.

La política es para los políticos, como la ciencia para los científicos, la colocación de un ladrillo para los albañiles y la enseñanza de las letras para los maestros, ser profesional es una dedicación sin distracciones.

La sociedad aspira siendo aspiracionista a una mejor realidad, con una educación de altura, sin maestros paternalistas de un sistema que cubre una historia a modo de escenarios de control y de dominación que para el gobierno es un todo y nada más.

El político parece ser un maestro dedicado a servir a la sociedad, sin saber que vienen de un estrato social en el que se buscaba mejorar toda forma de vida.

La pobreza o la riqueza no es sustantivo, sino el cambio de vida del reclamo social a la hechura de leyes ya que sin pensar y sin saber, se reciben órdenes para aquel brazo alzado del ciudadano del común  que llegó a diputado.

La especulación es toda una forma de distracción, son los supuestos de cada quien, del dirigente y del dirigido, de tratar las cosas a una manera de ser, de ahí la importancia de las redes sociales que publican sin saber, solo  creer que se tiene la razón.

Una razón distraída entre chismes, memes y noticias de cualquier baúl, los resultados son de baja calidad, la mentira verdadera se convierte en tendencia para buscar su legitimidad.

Especular es pensar que cada quien tiene la razón, sus propios datos, diría un político mexicano que en una mañana tendría su graduación, exento de cualquier examen que no pasaría a no ser un plagio programado.

Es como aquel Castillo, político peruano que gobernó sin saber porqué, que dio un golpe de Estado sedado por los neoliberales o conservadores de su patria, Aristóteles observaría las razones con vergüenza ajena.

Dirigir a base de especulaciones, de los propios datos, de una anticorrupción sin detenidos, es parte de un programa que no pasará a mayores. El sistema político mexicano está blindado por los dueños del pueblo que todo mundo conoce bien y no se tocan.

Artículo anteriorDescarta TEPJF violencia política de género contra Delfina Gómez
Artículo siguientePropondrá Ministro de Hacienda de Brasil nuevo marco fiscal