EL CAIRO- Un equipo arqueológico franco-noruego ha descubierto nuevas ruinas cristianas en el desierto occidental de Egipto, revelando la vida monástica en la región en el siglo IV d.C., según informó el Ministerio de Antigüedades egipcio.
“El nuevo descubrimiento en el yacimiento de Tel Ganub Qasr Al-Agouz, es quizás el sitio monástico más antiguo atestiguado arqueológicamente, no solo en Egipto, sino en el mundo”, afirmó Victor Ghica, profesor de Antigüedad y Estudios Cristianos Tempranos y jefe de la misión arqueológica noruego-francesa.
El yacimiento está situado a unos 370 km al suroeste de El Cairo, en el oasis de Bahariya, y ha sido objeto de tres temporadas de excavación en colaboración con el Instituto Francés de Arqueología Oriental (IFAO) y MF University College de Noruega. Los yacimientos arqueológicos de época romana más cercanos están a una distancia de entre 2,4 y 3,8 km, lo que hace que el yacimiento esté algo aislado.
Este aislamiento, así como la organización de las zonas internas de los seis sectores del yacimiento, la presencia de los restos de tres iglesias y los grafitis en las paredes indican el carácter monástico de la comunidad que vivió aquí.
El sector 1, investigado este año, representa una ermita construida en cinco fases, que abarcan desde la primera mitad del siglo IV hasta el siglo VII, reveló Ghica.
El núcleo del sector son las zonas excavadas en la roca, que comprenden una iglesia y los espacios litúrgicos adyacentes. A continuación, se construyeron otras cuatro zonas: dos celdas, una cocina-refectorio y una sala de distribución, seguidas de posteriores ampliaciones y renovaciones consistentes en otras cuatro salas, una de las cuales era una iglesia.
Basándose en la estratigrafía, los análisis de radiocarbono, los conjuntos cerámicos y las monedas, la fecha de fundación de la etapa más temprana de esta ermita puede situarse en torno a mediados del siglo IV, lo que la convierte en el emplazamiento monástico cristiano más antiguo conservado que se ha datado con certeza.
El hallazgo demuestra que los monjes estuvieron presentes en la zona desde el siglo IV d.C., aseguran los investigadores, al señalar que el descubrimiento ayudó a comprender “el desarrollo de los edificios y la formación de las primeras comunidades monásticas” en esta región de Egipto.
El entero complejo consta de “seis sectores que contienen las ruinas de tres iglesias y celdas de monjes”, cuyas “paredes presentan grafitis y símbolos de connotación copta”, detalló Osama Talaat, jefe de Antigüedades Islámicas, Coptas y Judías del Ministerio. Los investigadores desenterraron “varios edificios hechos de basalto, otros tallados en la roca madre y algunos hechos de ladrillos de barro”.
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