Francisco Uribe Zamora.- El pasado 14 de noviembre Argentina celebró sus elecciones legislativas en las cuales se eligió a los diputados y senadores, votó el 70% del padrón electoral, cifra que para cualquier otro país de Latinoamérica sería alta, como por ejemplo para México, donde en las elecciones federales pasadas de junio, hubo una participación ciudadana de 52.66% y en elecciones presidenciales de 2018 obtuvo una participación ciudadana de 63%, según cifras del Instituto Nacional Electoral (INE). En el caso de Argentina, estas fueron las elecciones con menor índice de participación ciudadana desde que retornó la democracia en 1983.
En septiembre de este año también fueron las elecciones primarias llamadas PASO (Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias) y votaron 22,765,590 personas, el 66.2% del padrón en todo el país y también fue la votación primaria en la que hubo menor porcentaje desde que se implementaron las elecciones primarias en 2011
En las elecciones la victoria fue para la oposición, pero también ganó el descontento social. La mayoría de la población argentina no fue a votar a las elecciones para mostrar su odio ante el mal gobierno del presidente Alberto Fernández y la crisis que vive el país, con la inflación y la pobreza aumentando cada día en el pueblo argentino.
Los que medio festejaron fueron los de la oposición “Juntos por el Cambio”, coalición a la que pertenece el expresidente de centroderecha Mauricio Macri (2015-2019), al ganar la mayoría del Senado, algo que no pasaba desde 1983. Además, ganaron a nivel país, pues obtuvieron el triunfo en 13 de las 23 provincias, ganaron diputados y ganaron en la provincia y en la ciudad de Buenos Aires.
Por el otro lado, los peronistas de Alberto Fernández también festejaron ya que consideraron el resultado como un empate. Al presidente todavía le quedan dos años en el gobierno y no se ve ni por dónde pudiera mejorar la situación para los argentinos.



