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El sentido común

Candelario González Villa.- En nuestro México, receptor de calamidades de toda índole, de salud, de educación, de seguridad económica y de seguridad social, es decir, la encargada de procurar la justicia, nos posicionamos como una sociedad distanciada del sentido común.

Una característica en las naciones más evolucionadas es que parten del sentido común, en sus representantes gubernamentales, así como en sus sectores productivos a todos los niveles.

En todas las calamidades que han pasado los mexicanos, ya sea terremotos, inundaciones o epidemias, en la primera línea de lucha se encuentra el pueblo y mientras que por las autoridades gubernamentales vemos la infiltración de una runfla de ladrones que ven la oportunidad para lucrar a costillas de los compatriotas en desgracia, con lo cual nos damos cuenta del sentido común en nuestra sociedad.

Se percibe el ya multicitado individualismo de personajes de la politica, del empresariado cupular. Si analizamos detenidamente la Constitución Política de México, la original, la del constituyente de 1917, nos daremos cuenta que prevalece el sentido común en su contenido del bienestar social como factor de armonía y justicia social.

Sin embargo, el sentido común se fue diluyendo al paso del tiempo y se puede constatar su extinción en el neoliberalismo de Carlos Salinas de Gortari en su paso por la Presidencia de México, con la entrega de la rectoría económica a los intereses privados, dejando en el olvido a las clases sociales más desprotegidas, pues sin sentido común despedazó las esperanzas de vida digna de millones de mexicanos.

Es de sentido común velar por la armonía social en lo general, “Estamos bien” es el común, el “yo estoy bien” porque todos estamos bien es lo determinante en una sociedad avanzada.

El sentido común aplica en todo, en lo familiar, en lo laboral, en la salud, en lo político, por la sencilla razón que “somos seres humanos con capacidad para distinguir entre lo bueno y lo malo, entre lo agradable y lo desagradable, etc. El sentido común es esencial para el desenvolvimiento armónico, es base de la paz y enriquece la vida.