
Raúl Ruiz. No tiene ni un mes que llegó el General Cecilio Martínez Arcos a la administración de la Aduana fronteriza en Ciudad Juárez y le han tupido en los medios duro y quedito por tratar de imponer el orden y erradicar la corrupción.
Nos han filtrado información desde el interior de la Aduana, denunciándolo como energúmeno, violentador de los derechos humanos y hasta acosador. Y así lo he hecho notar en sendas publicaciones mías.
Ahora como respuesta, nos hace llegar una instrucción que por escrito les hace saber a los empleados de la Aduana. En corto me comenta que se acabaron los tiempos de extorsión.
En su comunicado da a conocer que se acabó el cochupo, la mordida y cualquier otro tipo de extorsión a cambio del servicio obligado de los supervisores de la Aduana.
Indica que los servicios de trámites o de revisión que se realizan en los diversos puentes de la Aduana, deben ser gratuitos y que él verá que así sea. El único pago que el usuario o importador deberá hacer, es el de sus impuestos. Ya no habrá moche.
“Combate total y frontal a las prácticas del desvío de recursos, la concesión de beneficios a terceros, a cambio de gratificaciones, la extorsión a personas físicas o morales, el tráfico de influencias, el amiguismo, el compadrazgo, la exención de obligaciones, y de trámites, y el aprovechamiento del cargo o función para lograr cualquier beneficio personal o de grupo”, apunta.
No sé si con esto va a contener la corrupción en la Aduana, pero se parece mucho a eso. Mientras tanto, los dos sindicatos que se pelean las suculencias de las extorsiones, buscarán a toda costa lograr que el General se vaya y retorne la cultura del cochupo y el mordizco a los importadores.
¡Voy por una capirotada y les sigo platicando!