Daniel Valles.- Todos sabemos quién es Cuauhtémoc Blanco; “el Cuau”. Así le decimos. Un grandioso jugador de fútbol. Es junto con Carlos Reinoso, Alfredo Tena, Daniel Brailosvky y otros, uno de los más grandes símbolos de las poderosas Águilas del América.
Es tal vez el más carismático y querido. Sus hazañas, tanto en los equipos donde militó como en la selección nacional son muchas, variadas y grandes.
Así lo catalogarán no solo sus admiradores, sino hasta sus adversarios deportivos, los comentaristas y la afición. Cuauhtémoc Blanco, el “Cuau”. Es grande entre los grandes. Ahora se encuentra ya retirado y por azares del destino se ha dedicado a la actividad política.
Fue presidente municipal de Cuernavaca, Morelos, por un partido estatal al que renunció por conflictos con los dirigentes. Se incorporó al Partido Encuentro Social, PES, a invitación del entonces presidente nacional y fundador, Lic. Hugo Eric Flores Cervantes. Esto sucede hace apenas un lustro.
La relación de ambos surge así. Una que se consolida cuando el PES lo nombra su candidato a la gubernatura del mismo estado, Morelos.
Al llegar la elección, el “Cuau” la gana. Para nadie fue una sorpresa ya que la popularidad de la que goza le hacen ser un ganador casi automático de cualquier elección a la que se presente.
Por ello, ya ha mencionado que “si el pueblo se lo pide”, podría presentar su candidatura a la Presidencia de la República el próximo 2024. Algo ya aprendió.
Por su parte el señor Flores Cervantes, es un hombre que ha estado en la administración pública desde la administración de Felipe Calderón. Esto de manera importante.
Desde hace no menos de tres lustros, el señor Flores dio indicio de tener aspiraciones políticas elevadas, lo que es muy válido. Se lanzó a encarnar un proyecto añejo, largamente buscado por la comunidad cristiano evangélica de México: Tener un partido político en el que la doctrina cristiana fuera la base.
Hugo Erick Flores encabezaría un movimiento legítimo. Sería el cumplimiento del deseo y la planeación por años de cientos de hombres y mujeres que habrían entregado tiempo, dinero y esfuerzo, pero sobre todo, su oración y el depósito de su fe en ello.
Plasmarían así en documentos la realización del sueño: Tener un partido político que fuera diferente a los demás. El sueño se realiza y nace el Partido Encuentro Social o “PES”, el que de inmediato es atacado por los “tiburones y tiburonas” que abundan en el “océano de la política”.
Se reclama de manera discriminadora y peyorativa que es un partido de evangélicos, que no se ha respetado la separación Iglesia-Estado para el registro, que era una violación y cosas así.
Ya para 2013, con registro oficial y en su convención nacional el PES presenta candidatos a la elección federal. Ganan algunas diputaciones. ¡25! Y hasta senadurías. Una o dos. Y por supuesto, Hugo Erick va en una plurinominal y se convierte en diputado.
Su carrera política es ascendente. Es el líder de la bancada en la Cámara de Diputados. Se mantienen tres años y en ese tiempo, empiezan a surgirle los problemas.
Por azares del destino se juntan las vidas y carreras políticas del “Cuau” y la de Flores. Al renunciar el primero al partido local que lo postuló a la presidencia de Cuernavaca-. Entonces es “atrapado por la red del PES”.
Llega la elección para gobernador de Morelos, la gana, aunque el PES pierde su registro nacional por ir en coalición con Morena, Hugo Erick Flores es nombrado el Súper Delegado Federal en Morelos, cargo que ocupa hasta el día de hoy.
Lo demás, está siendo historia. La pareja conformada por Blanco y Flores acaba de ser, digamos “amonestados por el árbitro”, por tratar de imponer una reforma electoral en el estado que gobierna el primero y el segundo es súper delegado.
La reforma trata que el partido PES se pudiera coaligar con otros partidos en la elección del próximo año. Es una “jugada” lógica por parte de Flores, ya que al perder su registro y haber ganado uno nuevo con otro partido, está impedido a hacerlo y debe de ir solo a la elección.
El nuevo partido se llama Partido Encuentro Solidario para conservar el acrónimo PES. Pero igual está impedido por la ley para coaligarse. Por eso, trataron de cambiar la ley. Todo normal hasta aquí. Es una jugada política válida, la que fue marcada como “faul”, como “falta”, por los alcaldes de Morelos y la Cámara de Diputados local.
¿Por qué? Porque los alcaldes fueron amenazados por Flores y hasta cañonazos de dinero les ofreció, lo que no fue aceptado por la mayoría y la iniciativa de Blanco se rechazó.
De acuerdo a nota que aparece en el Excélsior del día 11 de junio, que dice; “la reforma pretendía, aumentar el número de diputados en el Congreso de Morelos de 20 a 24, la cual pese a ser rechazada la publicaron los legisladores…
En rueda de prensa ofrecida en la Plaza de Armas de Cuernavaca ayer, a nombre de 19 alcaldes, Luz Dary Quevedo alcaldesa de Tetecala, señaló: Esta reforma también pretendía dar ventajas a ciertos partidos políticos y exclusivamente a uno, cuyo interés fue tan alto que provocó la movilización de sus representantes para solicitarnos la aprobación de esta reforma electoral y con ello violar las leyes federales e, incluso, a la propia Constitución Política Federal”.
Por su parte, el señor Enrique Alonso Plascencia, presidente del IDEFOMM, insistió que hubo y hay amenazas. “Lamentamos la triste situación que vivieron los distintos alcaldes y alcaldesas del estado porque algunos fueron tentados con recursos económicos para votar a favor, directamente de sus operadores que hoy trabajan y son servidores públicos en el gobierno y que algunos tienen secretarías y algunos que tienen una delegación hasta amenazan con meterlos a la cárcel si no votábamos a favor de esta reforma electoral política que realmente trae un beneficio a favor de ese partido, del PES”.
Blanco y Flores han sido evidenciados. El presidente de la República se ha deslindado del gobernador Blanco y obvio, de Flores. Les han sacado “tarjeta amarilla”.
Para Blanco, puede no ser tan grave. No así para Flores, que ha demostrado el axioma de Lord Acton, “el poder corrompe y el poder absoluto corrompe, absolutamente”.