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El caso de las casas, la Blanca y la Morena

Daniel Valles.- La 4T o Morena, o el movimiento de López Obrador, o López Obrador, tienen su historia y leyenda con una casa. Tal y como sucedió con el anterior presidente Enrique Peña Nieto.

La Casa de Campaña y la Casa Blanca son ahora los íconos de la política mexicana. Para otros podrían ser íconos de la corrupción que se practica dentro de este sector, juntamente con los empresarios que siempre servirán a los que gobiernan.

No, pero en el actual movimiento de la 4T ya se acabó eso de la corrupción, ya todos son honestos y honrados y los moches y mordidas se terminaron. ¡Claro que no, pero como antes era difícil probarlo, ahora también!

Sin embargo, como antes, son los rumores, las investigaciones periodísticas o las filtraciones, las que dan a conocer a la opinión pública lo que sucede con los tratos de negocios que se llevan a cabo entre hombres y mujeres que se dedican al “negocio” de la política y al negocio de las empresas o comercio o cualquier otra actividad lucrativa.

El que sean investigaciones periodísticas o los hechos se revelen a través del medio, es una ventaja para la opinión pública. No tanto para las personas negociantes porque siempre corren el riesgo que se sepa lo que no han querido dar a conocer desde el inicio de X o Y negocio o situación.

El periodismo garantiza un equilibrio de poderes. Por lo mismo, siempre se trata de desprestigiar, combatir o censurar a quienes son incómodos a un régimen político, el que incluye a empresas dirigidas por hombres o mujeres. Y en todo tiempo ha habido de todo y éste que dice ser diferente, ha empezado a dar grandes muestras de que no lo es.

Es un hecho que se puede engañar a mucha gente por algún tiempo, pero no se puede engañar a mucha gente todo el tiempo. Tarde o temprano todo sale a la luz, todo se llega a conocer. Y cuando esto sucede, nos damos cuenta de que no hay nada nuevo bajo el sol. A veces sólo personas ingenuas que lo creen.

En 2014, el presidente entonces Enrique Peña Nieto enfrentó el hecho de que su esposa,  Angélica Rivera, adquiría una casa, la llamada “Casa Blanca”. El hecho salió  a la luz por medio de ‘Aristegui Noticias’.

La periodista dio a conocer una investigación en la que se dijo que tanto Angélica Rivera como Enrique Peña Nieto, presidente de la República ocupan actualmente una mansión valuada, según su investigación, en 86 millones de pesos, la cual está a nombre de la empresa Ingeniería Inmobiliaria del Centro, empresa perteneciente al Grupo Higa, constructora propiedad del empresario Juan Armando Hinojosa Cantú, que a la vez trabajó de cerca en el Estado de México en obras públicas de contratos millonarios durante el sexenio en el que Peña Nieto fue gobernador de ese estado.

Asimismo, Grupo Higa es una de las empresas que ganó la licitación del recién anunciado tren México-Querétaro. Esta situación denotaría un evidente conflicto de intereses.

Después de esto, el hecho fue manejado y cuasi litigado en los medios. La señora Peña salió a “aclarar” las cosas. Solo las empeoró. La crítica y la oposición de Morena y López Obrador fueron terribles y escarnecedores a más no poder. Nadie les censuró. Finalmente el presidente Peña Nieto en un discurso, ofreció disculpas.

“En carne propia sentí la irritación de los mexicanos, la entiendo perfectamente. Por eso, con toda humildad, les pido perdón. Les reitero mi sincera y profunda disculpa por el agravio y la indignación que les causé”, dijo el mandatario mexicano durante la promulgación de las leyes que conforman el Sistema Nacional Anticorrupción.

Ahora, en tiempo de la presidencia de López Obrador, la 4T y con Morena siendo mayoría en el Congreso de la Unión y en uso de un mayor poder del que tuvo su antecesor, aparece otra casa, pero esta no es de Peña Nieto o su familia. Es de Morena, la 4T ergo, de López Obrador.

Ha sido un periodista quien ha dado a conocer los antecedentes de la casa que sirvió primero, como “Casa de Campaña” de López Obrador, el candidato de Morena a la Presidencia de la República. Luego del presidente electo, al ganar éste la elección, como “Casa de Transición”, para finalmente ser la oficina nacional del movimiento llamado Morena.

Carlos Loret de Mola, un periodista que se dice atacado por el régimen de López Obrador, quien lo niega, es el que ha dado a conocer los antecedentes de tal casa de campaña, en una amplia nota aparecida el 10 de mayo en el medio donde el periodista escribe desde hacer mucho tiempo: El Universal.

Según detalla Loret de Mola, la identidad del dueño de la casa porfiriana se había mantenido en secreto; sin embargo, ese día se reveló que pertenece a José de Jesús Hernández Torres, político que ha trabajado 49 años con Manuel Bartlett Díaz, presidente de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Inicia así la nota.

Y luego menciona infinidad de datos que relacionan desde un inicio de la campaña la transición después y la sede actual de Morena. Menciona cuánto se pagó de renta mensual durante la campaña. 130 mil pesos. De otro pago por 425 mil pesos cuando el ya presidente se mudó a Palacio Nacional con sus oficinas.

Del incremento en la renta mensual a 138 mil pesos mensuales, una vez que la casa se convirtió en la sede del partido, donde la ahora alicaída Yeidckol Polevnsky o Citlali Ibañes, fungió como presidente hasta hace unas semanas.

Por si eso fuera poco, también menciona que José de Jesús Hernández “ha ocupado cargos designados por el ahora líder de la CFE. Combinó sus responsabilidades políticas con una próspera carrera paralela como empresario hotelero”.

En el caso de esta casa, tiene todas las características para que se haya dado un conflicto de interés, el que sería poco cuestionable en otras épocas. ¿A qué me refiero?

Es una práctica de sentido común. Alguien inicia un negocio e invita a asociarse a sus amigos. Se requiere una oficina o una casa, es cuando una de las personas dice; “yo tengo un amigo que tiene una, seguro nos la renta a buen precio”. Caramba, creo que todos lo hemos hecho. Sin embargo, aquí hay un detalle pequeño: Los dineros.

Los dineros con los que se paga la renta, son dineros que proceden de los impuestos de todos. Se acuerdan cifras, montos, transacciones que pueden ser cuestionables. En el caso de la casa de campaña, aún no se dice, menos se prueba que haya algo ilegal.

Lo único, es la asociación que tiene Manuel Bartlett, uno de los más cercanos colaboradores de nuestro “de nuevo querido presidente”, el empleado del primero con el régimen actual y la 4T.

Ah y que el hijo de Manuel Bartlett, un hombre llamado León, es mencionado por haber recibido contratos en asignación directa para la venta de ventiladores al IMSS, a un sobre precio de 600 mil pesos cada uno, para un monto de 160 mdp.

Es decir, el doble de lo que costó la Casa Blanca de la Gaviota, por lo que la despellejaron. Doble racero, doble moral.