Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- Señor Juez, me sacaron de mi casa con engaños, a través de una mujer policía que tocó mi puerta y pidió agua, le di el vaso y tomó el agua; al irse la acompañé a la puerta y de ahí me apresaron sin ninguna orden ni de presentación o de aprehensión. Al llegar al CERESO me desnudaron en temperaturas bajo cero y lloviendo, les pedí entendieran que tenía cáncer tipo 4 de próstata y que tomaba medicinas que me hacían muy vulnerable y que me pondrían en peligro de muerte, pero me dijeron: ahí estarás hasta que te desnudes.
Luego, por ser mayor de 70 años, un juez de control me dictó auto de prisión domiciliaria y me sujetó a proceso, sin escucharme. Y después de la narrativa ya descrita solo dijo: ya estás aquí. Estuve como 10 horas porque estaban de fiesta por ser 24 de diciembre y hasta más allá de las 2 de la mañana del 25 de diciembre obedecieron la orden del juez, así lo único que pude hacer fue despertar a un amigo para que fuera al CERESO por mí para ir a casa a cumplir la prisión domiciliaria.
Tramité un amparo y ordenaron reponer el proceso, pero otra vez dictaron prisión domiciliaria. Una vez más fuimos al amparo y ahora estoy en libertad condicional y firmo cada día 24 de mes. La acusación es por la compra de un terreno en Guachochi en 2011, siendo que yo llegué al cargo de Secretario General de Gobierno hasta 2012. Sin embargo, los testigos protegidos declararon falsedades a sabiendas y siguiendo órdenes de no sé quién, por lo que sigo en proceso. No entiendo porqué, pero así pasó y ha sido lo peor de mi vida y de la de mi familia.
Esta narrativa es parte de las vivencias de Raymundo Romero, quien logró superar el cáncer después de 41 sesiones de radiación. La acusación es absurda, pero eso en el anterior gobierno no importaba, lo que era de interés era darle satisfacción al odio y al rencor de Javier Corral contra César Duarte aunque fuera a través de quienes trabajaron con él.
Terquedades
Alguna gente sin escrúpulos se vendió y entregó su Alma al diablo para quedar libre. Sin importarles su honra, dignidad y autoestima, decidieron mentir para recibir beneficios. Entre los que acusaron falsamente a Raymundo Romero y a otros muchos, están Jaime Herrera Corral, Luis Raúl Chávez Espinoza y Mario Trevizo, quienes crueles y despiadados, olvidando su cuna y perdiendo (si tenían) su vergüenza y amor propio, declararon falsedades para encerrar a Romero.
¿Por qué? Porque así se los exigió Javier Corral y ellos lo aceptaron para buscar no ser molestados o apresados. Optaron por tener lengua larga cuando lo que tenían -y tienen- es la cola larga. Las familias y sus amigos (de antes) no les importaron, solamente su pellejo. Hoy tristemente forman parte del cártel de los sapos.
¿Hasta cuándo Sra. Miriam Victoria Hernández Acosta? ¿Hasta cuándo deberán esperar por justicia todos los que fueron víctimas de Corral?