
Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- Hay unas cartas entre Albert Einstein y Sigmund Freud sobre el origen de la guerra (publicadas en el libro ¿Por qué la guerra?). Y concluyen que la guerra es el fracaso, cuando la diplomacia, las conversaciones, la capacidad de escuchar y de buscar soluciones conjuntas no dio resultados.
El 30 de julio de 1932, Albert Einstein envía una carta a Sigmund Freud; le dice: En este momento —desde todo tipo de ciencia moderna— se debe encontrar una manera de resolver un tema de vida o muerte, por el futuro de la humanidad: ciencias duras y sociales deben unirse contra la guerra.
Sigmund Freud, está enfermo, tiene inicios de cáncer de boca y sordera. Se siente pesimista de todo a su alrededor. Viena, Austria se derrumba por secuelas y los conflictos posteriores a la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, comparten consecuencias de lo vivido en la guerra.
Ambos son parte de grupos de estudio entre científicos e intelectuales que debaten sobre las sociedades y sus conflictos. Einstein propone a Freud que se ocupe de cómo controlar la evolución de la mente humana, cómo evitar el odio y la capacidad de destrucción, a nivel general como en las élites y masas.
Freud está sorprendido por la petición y el optimismo de Einstein, pues lo considera una utopía, algo imposible. Decide partir de su propia Teoría de los Instintos, en donde afirma que “La humanidad no podrá manejar la guerra hasta que no controle sus propios instintos, su propia naturaleza animal.”
Sostiene que la base detrás de las conductas (humanos al igual que animales) es sobrevivir a toda costa, pero los animales no reflexionan, solo quieren ser más fuertes que el otro, mientras que los humanos razonan a partir de gustos y miedos, de conciencia y existencia de otros humanos diferentes.
A partir de ahí Freud no es optimista y lo dice a Einstein, pero le propone no intentar moderar y controlar el instinto de destrucción, sino mejorar y aumentar la importancia del placer. Incentivar el consumo de cultura, educación, entretenimiento para someter los instintos.
En cuanto a la propuesta de Einstein sobre el papel moderador del derecho y las instituciones, Freud plantea trabajar en dos caminos:
Leyes comunes para todas las naciones y para todos los seres humanos.
Una fuerza ejecutiva militar internacional superior, pues la clave radica en la capacidad de decidir y en la fuerza coercitiva.
Freud no cree como Einstein que el camino sea hacer de la guerra un instrumento ilegal ni en regular las relaciones entre países.
Freud apuesta por la educación, el simbolismo y la creación de mecanismos de identificación, así como por una regulación lenta de la violencia, la cual está en la base de la guerra.
En 1933, el nuevo gobierno alemán del Partido Nazi toma protesta. El canciller Adolf Hitler retira la ciudadanía alemana a Einstein debido sus radicales ideas liberales, por lo que huye a Estados Unidos. Freud aún vive en Viena, disminuido por sus enfermedades, no imagina lo que viene para los austriacos. Él y toda su familia son judíos.
A Freud lo consideran enemigo no solo por judío, sino por sus teorías que contemplan el pensamiento individual de los humanos. Él y su familia son acosados por las SS y sus libros son quemados en las plazas públicas. Huye a Londres, pero sus hijos son arrestados y cuatro de sus hermanas son llevadas a los campos de concentración. Muere en 1939 sin saber casi nada de los acontecimientos. Polonia es invadida, la II Guerra Mundial ya está desatada.
Terquedades
Sentencia. Einstein lee a Freud: Terminar con la guerra es —pues— una utopía, pero… Hemos llegado al siglo XXI, la era masiva de la información. Aún hay guerras y violencia en todas sus formas.
Además opino que la justicia debe apresurar su marcha en Chihuahua. Hay gente con brazalete y bienes congelados esperando que hagan su trabajo.