Inicio COLUMNISTA INVITADO Economía mexicana en el 2023 y el “nearshoring”

Economía mexicana en el 2023 y el “nearshoring”

Factores como la informalidad, la exclusión financiera y la siempre presente corrupción han obstaculizado el crecimiento de la productividad. A ellos hay también que añadirles las bajas tasas de inversión pública y privada, así como la todavía poca participación femenina en las actividades económicas formales

Senador Rafael Espino.- Si bien nuestra economía se ha mantenido estable, principalmente por la disciplina del gobierno federal en el ejercicio del gasto público y la solidez estructural del marco macroeconómico, se ha quedado a deber en el tema del crecimiento. Las perspectivas a mediano y largo plazo se han debilitado y los porcentajes de crecimiento en las últimas tres décadas han sido bajos. 

Según el ilustre ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, Pablo González Casanova, dos son los requisitos esenciales para que un país pueda trascender el umbral del subdesarrollo: 1) Que genere las condiciones para mantener un crecimiento sostenido de su economía; esto es, mayor producción anual de bienes y servicios; y 2) Que la riqueza generada se distribuya equitativamente.

México, como los demás países del mundo, se está recuperando del severo impacto económico y social causado por la pandemia del Covid-19. Fuimos de los países más afectados, no exentos de múltiples cuestionamientos en cuanto al manejo sanitario de la epidemia. Como resultado directo se incrementó la informalidad, con impactos adversos directos en grupos vulnerables, como mujeres y jóvenes. Si bien los programas del Bienestar impulsados por el actual gobierno han atenuado los efectos de la crisis, señaladamente no son una solución de largo plazo para una mejora económica generalizada en la población, lo que solo podrá garantizar el incremento en la formalidad y la vigencia del estado de derecho. 

Otro aspecto relevante para atender es la pobreza y la desigualdad entre regiones. Se vive en dos países. Un norte y Bajío más desarrollados, con mejor infraestructura y cultura de emprendimiento, mientras que tenemos un sursureste pobre, rico en agua y recursos naturales, pero con serias carencias de infraestructura, principalmente en vías de comunicación y servicios que este gobierno ha tratado de atender, mediante obras como la refinería de Dos Bocas en Paraíso, Tabasco, el Tren Maya o el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec. Esta región de marcada vocación turística puede abrirse a sectores como la construcción y la tecnología.

En general, factores como la informalidad, la exclusión financiera y la siempre presente corrupción han obstaculizado el crecimiento de la productividad. A ellos hay también que añadirles las bajas tasas de inversión pública y privada, así como la todavía poca participación femenina en las actividades económicas formales.

El nuevo año se presenta complicado por los temores de recesión en la economía estadounidense con la que nos une casi un 80% de nuestro intercambio comercial global, aunado a la guerra en Ucrania que encarece los energéticos y genera presiones inflacionarias en todo el mundo. Es claro que, si la economía norteamericana cae en recesión, la nuestra tendría un impacto negativo dada la alta dependencia. Esto podría complicarse con altos niveles inflacionarios.

No obstante, tenemos una magnífica oportunidad dada nuestra vecindad con Estados Unidos. El fenómeno conocido como “nearshoring” o la relocalización de plantas productivas, que obedece a una tendencia mundial para acortar las rutas de las cadenas de suministro. Para ello precisamos instrumentar una política industrial que atraiga la inversión principalmente estadounidense y canadiense que busca cercanía con sus principales mercados. México debe situarse como el mejor destino para la relocalización a través de inversión en infraestructura pública, mejoría en sus niveles de seguridad y en general brindar certidumbre a las inversiones. 

Otra gran ventaja es que los efectos positivos de este fenómeno de relocalización de empresas podrán verse en el corto plazo con un potencial estimado en inversión extranjera directa cercana a los U.S. $35,000 millones de dólares, según datos del Banco Interamericano de Desarrollo. Finalmente, es importante mejorar la gestión integral de los servicios públicos y procesos de gobierno que inciden en las decisiones de relocalización y seguir fomentando la capacitación y el desarrollo de mano de obra calificada.

Les deseo a todos mis lectores una muy Feliz Navidad y lo mejor para el 2023.

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