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Economía hídrica

Pedro Roberto Fierro Barraza.- El tiempo nos ha alcanzado, el agua se agota. Factores como el cambio climático y la falta de lluvias han motivado esta situación, pero también, la falta de sensibilización sobre su uso y la ausencia de una administración moderna sobre los recursos hídricos han estimulado su escasez.

Durante las últimas décadas el crecimiento poblacional ha incrementado significativamente la demanda hídrica. A razón de ello, se ha generado una aceleración en los procesos de extracción del líquido para abastecer la necesidad de consumo.

El incremento en la tasa poblacional, ha significado mayor demanda por diversos bienes y servicios, siendo el ramo de los alimentos uno de los más representativos.

Sin recursos hídricos, la producción alimentaria no tendría lugar, lo que imposibilitaría abastecer los ciclos agrícolas, comprometiendo la seguridad alimentaria; además, impactaría cuantitativamente en la continuidad del flujo económico del sector agropecuario.

El incremento en la tasa poblacional ha promovido la concentración urbana y con ello la demanda por infraestructura y servicios públicos. Estudios señalan que la presencia de infraestructura hídrica, genera sustanciales ahorros en el sector salud. El acceso de la población a los servicios hídricos genera un impacto favorable en la higiene y salud de las personas, lo cual promueve el bienestar social.

Los recursos hídricos se encuentran también latentes en diversos procesos productivos, tal es el caso de la industria energética, la cual utiliza volúmenes de agua para la generación de energía. Otro tipo de giros, como el industrial, minero y alimentario, muestran una estrecha dependencia con el uso del recurso, siendo la industria uno de los más altos demandantes.

El impacto que genera el uso de los recursos hídricos en la economía es incuantificable y su aporte al bienestar social inestimable. En razón de ello, emerge con claridad el desafío existente: ¿cómo administrar los recursos hídricos (escasos) para satisfacer una demanda inagotable?

La respuesta pudiese recaer en la implementación de una política pública sustentada en un modelo  “hidro-económico”, aquel que haga uso de esquemas basados en modelos sostenibles que logren la optimización de los recursos hídricos, satisfagan la demanda y abonen en la reducción del “estrés hídrico” prevaleciente.

La esencia de un modelo de esta naturaleza obedece a la implementación de medidas técnicas con perspectiva de largo plazo las cuales gocen de autosuficiencia tecnológica, sean amigables con el entorno, fomenten la reutilización de los recursos y sean todas acompañadas de la debida infraestructura.

Dentro de esta concepción, la utilización de herramientas tecnológicas para el tratamiento del recurso es crucial, como implementar sistemas de riego más eficientes que promuevan una agricultura más sostenible y apoyarse en herramientas tecnológicas para supervisar y detectar el uso indebido de los recursos. Combatir la corrupción dentro del sector por medio de la tecnología.

La industria cuenta con la oportunidad estratégica de implementar mecanismos de reasignación para el mejoramiento del aprovechamiento de estos recursos mediante esquemas que optimicen y racionalicen el uso. Esto puede ser motivado a través de un incentivo gubernamental que beneficie a todos aquellos que acrediten debidas prácticas respecto del uso eficiente del agua. También, para inducir la contracción de consumo en el sector energético se debe adoptar el uso de energías limpias.

El fomento permanente de inversiones en infraestructura moderna en sustitución de la obsoleta para el sector agrícola, contribuirá a mejorar el aprovechamiento de los recursos. Inversiones como las plantas de tratamiento de aguas residuales y las plantas desalinizadoras, contribuirán en la preservación de los cuerpos acuíferos.

Con marcada evidencia se anticipa inviable transitar en la ruta actual, de continuarlo, enfrentaremos costos impensados y forzosamente se abordará el dilema respecto de evaluar la asequibilidad de las tarifas del agua.

Paradójicamente hemos privilegiado preponderantemente la actividad económica sobre el cuidado a nuestro entorno y sus recursos. Sin embargo, con el tiempo esto será más costoso, ya que sin recursos hídricos la actividad económica mermará. En ese estricto sentido, es preciso reflexionar en alternativas novedosas. El futuro del agua se define hoy.