Inicio FRASEARIO Declaración de Bletchley: el necesario acuerdo en torno a la IA

Declaración de Bletchley: el necesario acuerdo en torno a la IA

Aída María Holguín Baeza.- A principios de este año, luego de observar el impacto de ChatGPT-4, un numeroso grupo de científicos y líderes informáticos pidió pausar seis meses el desarrollo y despliegue de inteligencia artificial para considerar los riesgos.

Pues resulta y resalta que esa pausa no sucedió, y menos por parte de Elon Musk, líder de los solicitantes de la pausa (hipócrita, le dicen), pero esa es otra historia (la historia de “Grok”, el chatbot de inteligencia artificial generativa con el que Musk pretende derrotar a ChatGPT).

La historia que ahora nos ocupa no es sobre la pausa que no sucedió, sino respecto a la consideración de riesgos que, afortunadamente, tuvieron a bien analizar y poner en perspectiva casi treinta gobiernos y países (incluyendo organizaciones internacionales que actúan de acuerdo con sus competencias legislativas o ejecutivas).

El resultado de ese análisis y puesta en perspectiva: la Declaración de Bletchley. Un documento político que establece un acuerdo internacional histórico en torno a las oportunidades y riesgos que plantea la inteligencia artificial.

En términos generales, la Declaración de Bletchley, firmada por Estados Unidos, China, la Unión Europea y otras más de veinte potencias tecnológicas de todos los continentes, enfatiza la urgencia de analizar los peligros que presenta la nueva tecnología y acordar medidas preventivas tempranas; es decir, impulsar el desarrollo seguro y responsable de la IA.

Y es que como bien lo dijo -desde hace casi una década- Mark Walport, es importante reconocer que, además de los enormes beneficios que ofrece la inteligencia artificial, existen posibles problemas éticos asociados con algunos usos. Y es por eso que, tal como lo ha venido afirmando Kate Crawford, resulta necesario estar atentos a cómo se diseñan y entrenan los sistemas de aprendizaje automático porque, de lo contrario, predominarán las formas arraigadas de sesgo integradas en la inteligencia artificial del futuro.

El asunto es que, en definitiva, la Declaración Bletchley, primer pacto mundial sobre inteligencia artificial, es -al menos en teoría- el necesario acuerdo que posibilita el establecimiento de un marco internacional común para regular los riesgos de la inteligencia artificial y con ello, asegurar que las tecnologías de IA se desarrollen y utilicen de manera responsable, ética y segura en todo el mundo.

La Declaración Bletchley es pues, como ya lo han explicado algunos, el primer paso para crear un acuerdo global que permita definir cómo será el desarrollo de la IA de cara al futuro.

A modo de reflexión sumativa, concluyo citando lo dicho alguna vez por la investigadora y escritora australiana, destacada académica de las implicaciones sociales y políticas de la inteligencia artificial, Kate Crawford: Como todas las tecnologías anteriores, la inteligencia artificial reflejará los valores de sus creadores. Por lo tanto, la inclusión es importante: desde quién lo diseña hasta quién forma parte de los consejos de administración de las empresas y qué perspectivas éticas se incluyen.

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