Heriberto González Valencia.- Es muy gratificante ver cómo el deporte da tantas alegrías a un país entero. Ver cómo un juego de futbol reúne tanta gente, un pesista que logra tener a mucha gente haciendo fuerza al mismo tiempo, o un ciclista luchando contra los mejores del mundo, todo esto se siente muy reconfortante para un país entero.
Momentos de pasión se viven en esta clase de eventos y se podría deducir que la cultura y educación de los ciudadanos permite el buen desarrollo de todo esto.
Pero una realidad diferente viven muchas personas en su quehacer diario relacionado a una cultura deportiva totalmente distorsionada. Escuchar la dura realidad de lo que se vive en algunos sectores de la ciudad relacionado con el deporte se puede catalogar de escalofriante.
La educación con la que las últimas generaciones han crecido se ve afectada por muchas variables. Es bastante triste saber que una preferencia deportiva hoy en día puede ser totalmente peligrosa para una persona; ver cómo un deporte puede crear divisiones profundas en una comunidad es preocupante.
La educación frente al comportamiento en actividades deportivas definitivamente es un tema que debe ser replanteado a nivel de sociedad, desafortunadamente, mientras estas dificultades no toquen directamente las esferas gobernantes de un país, no se visualizaran cambios significativos en las reglas de comportamiento ciudadano.
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