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Cuello blanco

A veces los delincuentes buscan el favor de los policías a cambio de informaciones que creen les pueden servir de algo. Esteban Navarro Soriano, escritor español de novela policiaca

Cuauhtémoc Monreal Rocha.- La ociosidad que impera con el confinamiento familiar, de repente se torna en mala consejera: el otro día, saboreando un tazón de nieve se nos vino a la memoria: ¿Cómo le estarán haciendo los machos irresponsables del mundo entero, para ver, estando encerrados en la “intimidad” de su hogar, al segundo frente, amante, querida, chapete o lo que sea? Ha de estar carbón, como dice el comercial, pero cada quien su vida, nosotros al tema.

Aparte de la detención en España de Emilio Lozoya Austin, quien en un tiempo cobró como director de Pemex, hace días cayó otro delincuente de cuello blanco, por el rumbo de Miami, Florida, EU. Fue desgobernador de Chihuahua y se le acusa de muchas cosas.

Este hombre, de nombre César Duarte Jáquez, al parecer, según dicen los que le conocieron, que de vendedor de carros o lotero llegó a ser diputado federal y de allí a gobernador, individuo que como gobernante, cuando terminaba sus peroratas públicas, decía: Que el cielo bendiga a Chihuahua y ahora los chihuahuenses ya saben porqué este hombre de Parral, siempre le daba gracias al cielo.

Ahora es al revés, los chihuahuenses son los que le están dando gracias al cielo y al Señor Todopoderoso, por la detención de este presunto pillo priista, aunque tales ciudadanos tendrán que esperarse un buen rato para que vean al Chésare en chirona en tierra chihuahuense, porque la justicia, aun siendo gringa, es lenta, muy lenta, aunque en algunas ocasiones es segura.

Eso por un lado; por el otro, en retrospectiva, ha causado mucho alboroto periodístico y político, la traída de la “mare” patria de Emilio Lozoya Austin, diciendo que soltará toda la sopa y que este México, una vez suelte todo lo que va a soltar, será otro y le allanará el camino al gobierno de la 4T, dispuesto a acabar con la corrupción y la impunidad exterior, menos la interior.

Lamentablemente nosotros, como simples “escrebidores”, creemos que don Emilio, que es una finísima persona, no dirá nada relevante (esperamos equivocarnos) y muchos se quedarán chiflando en la loma, pues es más fácil que al exdirector de Pemex se le suelte el estómago y no la lengua.

Prueba de ello es que llegó a México, supuestamente todo destartalado físicamente y en lugar de estar en el fresco bote, como se esperaba, se encuentra  plácidamente recluido y gozando de cabal Peniche, perdón, ese es otro, de cabal salud, en desconocido hospital capitalino.

Veremos cómo termina la pantomima de este alfil del sistema priista, que pronto (eso esperamos) le hará compañía a doña Rosario Robles Berlanga, quien tampoco ha soltado la sopa y ¿cuándo traerán a chihuahuenses tierras, a esa chulada de pelao llamado César Duarte Jáquez?, quien se quiera o no, goza, al igual que Lozoya, del privilegio legal de la duda, mientras no se les demuestre lo contrario Vale.

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