Marcos Barraza.- Quizás en algún momento de su vida se haya preguntado “¿Qué hubiera pasado si?” Esa pregunta la podemos aplicar a multitud de cosas. “Que hubiera pasado si” hubiese estudiado medicina, si no hubiera conocido a mi esposa, si no hubiera pasado aquel accidente.
Dicen los neurocientíficos que el hemisferio izquierdo vive en el pasado y futuro, mientras el derecho en el presente, luego es natural que revisemos el pasado y pronostiquemos el futuro continuamente.
La vida nos va proporcionando opciones y en base a la selección que hagamos trazamos nuestra ruta de vida, nuestra vida actual es el resultado de esas decisiones que tomamos en el pasado, pero “qué hubiera pasado si” hubiésemos tomado otras decisiones, pues sencillamente nuestra vida sería otra.
En la física de las partículas, mejor conocida como física cuántica, sucede algo parecido. Una partícula puede estar en varios lugares, pero en el momento de que es medida su posición “colapsa” en un punto y “desaparecen” las otras posibilidades.
Aristóteles hablaba de acto y potencia, el acto es la situación actual y la potencia es una serie de posibilidades que se presentan y lo aplicaba tanto a la física como a la psicología, un trozo de árbol es en acto madera, pero en potencia puede ser una silla, un escritorio, combustible para la chimenea, lo que lo va a transformar es una decisión y un trabajo o energía transformadora.
Lo mismo se aplica a un estudiante, en acto es estudiante, en potencia puede ser un médico, ingeniero, etc. para transformarse en un profesionista tendrá que tomar una decisión y trabajar sobre ella. Pero también puede haber una deriva, un joven en acto es un viejo en potencia, aunque no sea él quien tome la decisión sino la entropía.
Más recientemente, en los años cincuenta, aparece el genio de la física Von Newman, quien elabora una teoría de juegos en la que analiza la toma de decisiones en un entorno no definido, que va más allá de las decisiones que uno toma para definir el resultado. Von Newman afirma que el resultado final de una decisión depende del comportamiento de los diferentes elementos y jugadores que te rodean. “Mijo nada de que va a ser músico, usted será abogado como su padre”.
Por los años setenta aparece Hermann Haken, quien al analizar los sistemas que nos rodean considera que éstos limitan nuestra libertad de acción, “Apá yo quiero ser Ingeniero, pues tendrá que ser contador porque aquí no hay escuela de ingeniería, mijo”
Por ese tiempo aparece el premio Nobel Ilva Prigogine resolviendo la termodinámica de la vida con sus estructuras disipativas, estructuras coherentes autoorganizadas que solamente pueden existir en conjunción con su entorno, lo cual limita en forma importante las decisiones que puede tomar una persona. A veces me pregunto cuánto tiempo podría subsistir el hombre de la ciudad si lo regresáramos solo a la selva o a la tundra.
Prigonine en su teoría de las bifurcaciones incluye el azar como punto de inflexión en una trayectoria. Si seguimos una trayectoria determinista, surge una bifurcación aleatoria para continuar con una trayectoria determinista, esto genera una realidad compleja, lo cual nos indica que no siempre somos dueños de nuestras decisiones y que muchas veces el azar es el que nos determina.
Esto nos lleva a pensar que la libertad de elegir una opción está limitada en gran medida por el entorno físico, social y económico en el que vivimos y por si fuera poco tenemos al azar jugando con nosotros, por lo que quizás seamos un pequeño engrane en la gran maquinaria social que es la humanidad y nuestro entorno de libertad sea un poco más amplia que la jaula de un chango en el zoológico.
Y podemos aplicarlo, en un ejercicio arriesgado, también a las partículas, ya que a medida que se integran a sistemas van perdiendo esas propiedades que nos sorprenden. Por ejemplo, si lanzamos una partícula contra un muro hay una gran posibilidad de que lo atraviese, pero si lanzamos una estructura de partículas la probabilidad de que pase es menor y en el extremo, si usted quiere lanzar a su suegra contra un muro es casi seguro que no lo atraviesa y usted estará en serios problemas.
De ahí que la teoría del multiverso de Huge Everett sea poco probable porque involucra sistemas muy complejos alejados de la física de las partículas de donde genera su teoría, pero en el mundo atemporal e inmaterial de los pensamientos uno puede crear la cantidad de mundos que uno desee y tomar las decisiones más inverosímiles. Todo puede pasar en ese universo, ahí podemos ser médicos, ingenieros, carpinteros, héroes, villanos, en síntesis lo que queramos y vivir las historias que soñamos sin más limitantes que nuestra imaginación.
Hay teólogos y algunos físicos que piensan que el universo real es el universo atemporal, espiritual y que este universo de espacio tiempo es solamente una ilusión, una ilusión persistente diría Einstein, pero una ilusión, un universo donde los espíritus vienen a vivir una experiencia, dirían los teólogos o el juego de la vida de los cienciólogos donde los espíritus eligen un personaje y un rol al encarnarse. Aunque la mejor opinión la tiene usted.