Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- La muerte de le magistrade Ociel Baena en su casa en Aguascalientes, junto con su pareja sentimental, Dorian Daniel Nieves, ha motivado que la sociedad exija incluir entre las líneas de investigación, el crimen de odio, para evitar que la autoridad se decante sin mayor esfuerzo por dar por sentado que fue un pacto suicida, entre las dos personas.
Le magistrade merece que se haga el mejor esfuerzo por aclarar su muerte. Por cierto, mientras sus padres estaban en Aguascalientes, en los trámites, asaltaron su domicilio en Saltillo. ¡Qué poca!
La autoridad está obligada a dar satisfacción a la sociedad en este y en cualquier crimen de odio o de cualquier otra motivación.
El sistema judicial de Chihuahua es de los que enfrentan llamados de la CIDH para evitar la Prisión Preventiva Oficiosa o Justificada. Se ha reconocido que dichas medidas son inconstitucionales, pero hasta hoy siguen sordos. César Duarte es víctima de estas violaciones a la Constitución y al tratado de Viena de 1992.
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