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Convulsiones en la Aduana

Raúl Ruiz.- El jueves pasado, personal sindicalizado de la Aduana renegó contra el General Cecilio Martínez, quien funge como administrador sin nombramiento todavía, y filtra su inconformidad exhibiéndolo como ogro. La queja se da por  intimidación y secuestro exprés a los empleados, durante la visita  presidencial.

Comentan que en la reciente visita de Andrés Manuel, cuando se hace oficial el arribo del General Cecilio Martínez como ‘visitador’, mas no como administrador, se ordenó despejar los espacios que ocupaban los empleados sindicalizados y se reemplazaron con militares, para que el “preciso” viera que se acataban sus instrucciones de transformar por completo el funcionamiento de las Aduanas.

Al parecer los mantuvieron encerrados por más de dos horas y la frustración contuvo su enojo, pues si lo denunciaban podrían perder su trabajo. Dicen.

Todos sabemos que en el interior de la aduana hay una mafia dividida en cuatro porciones. No voy a dar nombres, ustedes ya los saben. Y no compro como en oferta la información filtrada, en su totalidad.

Eso de que el General llegó con la guadaña filosa al grado de acosar a las compañeras de esa aduana, se me hace una exageración. Lo que sí se me hace lógico es el temperamento o personalidad castrense con el que pudo haber llegado.

El problema con los militares es que arrollan, pisan, arremeten con la fuerza, porque están impuestos a eso. A dar órdenes y a que se obedezca sin réplica, pero el espíritu presidencial va en otro sentido.

Extrae de los militares el supuesto de ser institucionales, incorruptibles, honestos a toda prueba y que al tomar las riendas de las Aduanas, se reducirá por completo la corrupción. Hemos visto que no es así.  La corrupción no se crea ni se destruye, solo se transforma. Los militares no son más que seres humanos que caen fácilmente en la corrupción.

Ojalá no sea el caso de Cecilio y que cumpla la instrucción de darle una escobeteada a todo el mugrero interno y modere los colmillos y garras del personal que extorsiona a los importadores e incluso a los agentes aduanales.

En la Aduana falta un equipo de comunicación social que module la información y atienda a los reporteros que cubren esa fuente. Vamos a ver cómo se conduce ahora el personal bajo el mando del General. Una cosa es cierta, la dinámica interna cambia.

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