Uruguay.- Algunos sugieren amotinarse, otros tirarse al agua y unos más encender bengalas. A mediados de abril, los más de 80 tripulantes del Greg Mortimer vieron partir a todos sus pasajeros para ser repatriados mientras que ellos tuvieron que permanecer a bordo y hoy llevan más de 50 días a la deriva en las costas de Uruguay. Quienes aún no se contagian del nuevo coronavirus viven con el temor de infectarse y algunos de los enfermos padecen el virus desde marzo.
De los 83 miembros de la tripulación, 36 han contraído COVID-19 y 25 están en cuarentena. Junto con el aumento de casos, crece también la ansiedad, y algunos hasta creen que el virus circula en el sistema de ventilación. Hace cinco semanas y media que se registró el primer caso. Ya hubo un muerto y temen más.
El drama de este navío es similar al que se vive en otros varados en distintas partes del mundo debido a la pandemia: las autoridades locales de las costas más cercanas no permiten que los tripulantes desembarquen por temor a disparar más contagios en sus países y el destino de los extranjeros dependerá de las negociaciones entre su naviera y los gobiernos.
El Greg Mortimer —prácticamente nuevo y propiedad de Aurora Expeditions y CMI/Sunstone— realizó su primer viaje en noviembre de 2019 y se especializaba en expediciones de un mes por la Antártica. Este año, como parte de sus actividades usuales, fondeó en Usuahia, Argentina, donde se cree que pasajeros y tripulación comenzaron a contagiarse desde el 15 de marzo, cuando embarcaron. Tan sólo cuatro día antes la Organización Mundial de la Salud (OMS) había declarado la emergencia sanitaria mundial. Los más de 120 turistas provenían de Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos y Europa.
El 22 de marzo, el doctor Mauricio Usme detectó fiebre, cansancio y una tos “rara” en una pasajera. Los síntomas no tardaron el propagarse “porque embarcamos personas contagiadas”, aseguró Usme a The Associated Press.
El médico está actualmente en cuarentena y no puede atender a nadie. Otros dos colegas se encargan de los compañeros enfermos que siguen en el barco.