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Calaveritas en La Hoguera

Maru Campos

En su silla gobernaba

y en el Palacio reía

era la Maru que su suerte no sabía.

La calaca muy astuta ya sus planes le tenía

ese día de un infarto, su alma se llevaría.

Pobre de la Maru, con la flaca se nos fue

era de las de antes, hasta rezaba, ¡cómo ves!

Andrés Manuel…

Siempre fue muy insistente, 

hasta que consiguió ser presidente,

luego de madruguar a su manera

terminó haciendo la mañanera.

“Buenos días presidente”,

se escuchó en la mañanera;

era una voz prudente,

era una voz de calavera…

Me presento yo solita, 

soy la muerte vengadora

y aquí vengo pintadita,

pa’ decirte que ya es hora. 

¡Es la catrina fifí

debe ser neoliberal,

y por eso vino aquí,

esta calaca infernal!

“No es verdad”, dijo la muerte

yo no tengo inclinación,

yo sólo vengo a verte

pa’ llevarte al panteón

Marcelo Ebrard…

De la calaca nadie escapa

ni el canciller Marcelo Ebrard,

aunque sus escándalos tapa,

la flaca lo buscará.

Ya la calaca lo anda buscando,

porque en este plano no va a pagar,

pues hasta candidato a presidente 

lo van a nombrar

Monreal y Sansores… 

Hay alboroto en el averno, los fenecidos 

y los demonios ¡andan contentos!

En cada esquina del infierno, 

se perciben grandes acontecimientos.

Todos intuyen que Monreal y Sansores 

grandes batallas darán,

pero la muerte los ronda 

y se los piensa llevar

Cruz Pérez Cuéllar… 

Andaba por Ciudad Juárez la muerte muy enojada, 

no se mueve la pobre gente ni en tranvía,

es imposible dar vuelta en esta porquería, 

para poder recoger las almas que hoy morirían.

Indignada se fue a Palacio 

y a Cruz Pérez Cuéllar visitó,

“No puedo dar vuelta a la izquierda” le protestó 

y muy calmado Cruz le contestó: 

así lo hicieron Corral y compañía, 

pero Cabada lo permitió. 

“No soporto esta grosería”, la Calaca aseguró, 

no hay respeto en las vías, enojada repetía

¡Y a esos que mencionas 

me los arrastraré por las vías 

para que mueran cien mil veces,

 atropellados todos los días!

César Duarte y Corral…

De su celda al hospital, 

César se trasladaba,

evitando las maldades de Corral.

A sus abogados exige eficiencia y sobre todo cordura, 

sin contar que la catrina es mala y dura.

Lo que Javier no sabe es que la calaca malvada,

le tiene ya preparada su propia aventura,

donde la Corraleja muy angustiada, 

irá a dar a la sepultura