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Buscando mis principios

Alejandro Cortés González-Báez.- No resulta infrecuente escuchar que se acuse a alguien de ser una persona sin principios. Ahora bien, ¿Puede decir cuáles son los principios de usted? Esto nos lleva a un planteamiento de vital importancia en nuestras vidas con la siguiente pregunta: ¿Cuál es mi jerarquía de valores?

1.- Trabajo y prestigio profesional. 2.- Dinero y bienes materiales. 3.- Salud corporal y ejercicio físico. 4.- Arte o valor estético. 5.- Familia: Cónyuge, hijos, padres, hermanos. 6.- Dios y práctica religiosa. 7.- Diversión y descanso. 8.- Comida y bebida. 9.- Placeres sensuales. 10.- Inquietudes intelectuales. 11.- Patria, deberes cívicos y ecológicos. 12.- Amistad (Amigos).

Cuando la práctica o realidad de nuestra vida no corresponde a la teoría con la que podemos jerarquizar estos valores, nos encontramos ante la esquizofrenia vital, o dicho en otras palabras: incoherencia, y en el peor de los casos: hipocresía.

Ahora bien, si su jerarquía de valores no es la más adecuada a nuestra naturaleza humana, me atrevo a advertirle que está usted en peligro. No peligro de morir, pues al fin y al cabo, ese no es un peligro, sino una inevitable realidad. El peligro al que me refiero es al de no vivir una vida que valga la pena, una vida que, aunque llena, puede estar vacía.

Basta echar un vistazo a nuestro mundo para descubrir que nuestros jóvenes, y menos jóvenes, no están viviendo de la mejor forma posible, y esto se debe a que su jerarquía de valores no es correcta, por lo tanto hay demasiados fracasos y desilusiones, además de alcoholismo, drogadicción y otros vicios que se practican para escapar de la realidad.

Siguiendo el ejemplo de los grandes hombres, hemos de procurar que los demás descubran que los valores son dignos de ser amados, y por lo mismo, de luchar por hacerlos vida de nuestra vida. Es decir, cuando tenemos claro cómo hemos de vivir, adquirimos la obligación de gritarlo a los cuatro vientos para que los demás se enteren y -respetando siempre su libertad- los comprometamos a comprometerse.

¿Comprometerse en qué? Pues en la tarea de cambiar este mundo, y en buena parte depende de cómo vivamos individualmente. Pienso que este es un buen momento para recordar lo que nos dice Anónimo: “Hoy es el primer día de la vida que nos queda”.

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