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Brutales acciones de Javier Corral y su Pandilla 

Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- Esta columna es larga, pero la cruel historia lo justifica y vale la pena su tiempo. Es una entrevista apegada a la verdad de Jesús Esparza y su familia.

La pesadilla de Jesús M. Esparza Flores inicia en el mismo octubre del 2016, con la visita de César Jáuregui Robles, el entonces secretario General de Gobierno de Javier Corral, a la Auditoría Superior del Estado, pidiéndole la renuncia, contestándole Jesús que no, que iba a terminar su periodo constitucional en diciembre del 2018 y que además, iba a cumplir el mandato constitucional de evaluar a los encargados de Finanzas del estado, de los municipios y de los organismos autónomos y descentralizados, para certificar que tuvieran los conocimientos para desempeñar esa responsabilidad, lo cual provocó el enojo de César Jáuregui. Al despedirse le dice, que pronto habría reacciones del Gobierno del Estado… ¡Y vaya que sí las hubo!

Iniciaron la campaña a través del diputado Jorge Carlos Soto, hoy camuflado en un puesto de tercer nivel en el gobierno actual, quien fue el brazo ejecutor de Corral, el sicario mediático y político, al cual Jesús le dijo en Facebook que tenía la lengua larga, la mecha muy corta y la frente muy amplia, quizás inspirado por la música de Joaquín Sabina.

Soto, cuando era el presidente de la comisión de fiscalización, se valió del falso testimonio de cuatro ex auditores corridos por Jesús, por actos de corrupción con el tesorero del municipio de Madera, en mayo del 2016, quienes además, cometieron el ilícito de ejercicio ilegal del servicio público al sustraer la documentación que usaron para fabricar la denuncia, hecho por el cual, Jesús ya los había denunciado administrativamente y vía penal, tanto a Jorge Soto como Héctor Acosta, Ismael Cano y a Eleazar Rubio.

Por la denuncia de Jorge Soto, Jesús permaneció injusta e ilegalmente 25 meses en prisión, hasta que, en julio del 2019, pese al poder de Corral, un Tribunal colegiado, integrado por tres jueces, le dictó sentencia absolutoria unánime, resolución que fue ratificada por magistrados y tribunales federales. Jesús ahora ha promovido la reparación del daño que, tarde o temprano, recaerá en Jorge Soto, Héctor Acosta, Ismael Cano, Eleazar Rubio, MPs, agentes investigadores, jueces y, por supuesto, Gema Chávez, Peniche y Javier Corral.

En diciembre del 2016, el diputado Jesús Valenciano, diputado presidente de la comisión de presupuesto del congreso local, se prestó a las órdenes de Corral, disminuyéndole en un 30% el presupuesto a la Auditoría Superior, lo que haría inviable la operación de ese órgano técnico. En enero del 2017, en un hecho inédito en el país, Peniche catea las instalaciones de la Auditoría Superior del Estado porque Corral dice con su voz engolada que hay “intentonas de desaparecer las bases de datos y borrar la información en los sistemas de cómputo” (https://diario.mx/Estado/2017-01-30_ea684f52/intentaron-borrar-informacion-corral/). 

Intervinieron agentes ministeriales y expertos en sistemas locales y de la CDMX… a casi 6 años de ese episodio vergonzoso, aún siguen buscando las evidencias, lo digo con burla e ironía, ni con las denuncias de Jorge Soto, ni la con disminución de Valenciano al presupuesto de la Auditoría, ni con el cateo, lograban que Jesús Esparza renunciara. Recurrieron a la bajeza de irse contra su familia, en complicidad con Javier Contreras, director de El Heraldo de Chihuahua y de los directivos de la Junta Municipal de Agua de Chihuahua.

Entendiendo que no se iban a detener para lograr su renuncia, el 13 de febrero, Jesús se ve obligado a renunciar, pero, como auténticos buitres, a los pocos días, Jaime Herrera Corral lo cita en el Starbucks del Distrito 1, donde le presenta a Carlos Emmanuel Aguirre, apodado El Meño, socio y prestanombres de Maclovio Murillo y de César Peniche, quien le dice que ya investigaron su situación patrimonial, que saben que no tiene dinero, pero que puede vender su casa y sus autos para completarles seis millones de pesos, que era la cuota mínima que pedían él y sus socios para no continuar con los procesos penales.

Que Jaime Herrera ya les había dado su cuota y que ya estaba cooperando, dando información muy interesante, a lo cual Jesús le contestó que muchas gracias, pero que él ya tenía contratado un abogado, que no iba a vender su casa y que no tenía más información que aportar que la consignada en los informes entregados a la Comisión de Fiscalización del Congreso, sobre todo el del último año, que eran por cientos de millones de pesos las observaciones y el daño patrimonial, del cual era responsable único, Jaime Herrera Corral, en su calidad de secretario de Hacienda, ahí presente, y ahí en esa reunión; increíblemente, Jorge Soto acababa de blanquear esas observaciones, aprobando sin responsabilidad alguna la cuenta pública del 2015.

Finalmente, El Meño se despidió con la misma frase que Jesús había escuchado de César Jáuregui Robles: pronto tendrás noticias nuestras… Jesús se puso a disposición de la Fiscalía General del Estado mediante incontables escritos, al no recibir respuesta alguna, a finales de mayo viaja a la CDMX con el doctor César Decanini, al hospital observatorio ABC, para someterse a estudios del esófago, donde la dictaminan que debe someterse a cirugía, lo programan para mediados de junio.

A la espera de la fecha acordada, Jesús y su esposa viajan el fin de semana a la zona arqueológica de Palenque, Chiapas, donde recibe una llamada del Judas Jaime Herrera, Jesús le da santo y seña de dónde se encuentra y, al día siguiente, en un operativo aparatoso, del cual hoy se duelen de lo mismo Paquito y sus defensores, lo aprehenden por una denuncia con hechos falsos de Jorge Soto, apoyada en el testimonio falso de los auditores corridos por corruptos y con documentación sustraída ilegalmente por todos ellos.

Inicia la pesadilla de Jesús y su familia. Jueces de consigna como Alexis Ornelas, María Guadalupe Hernández Lozano y otros más, le dictan prisión preventiva por un delito no grave, en contubernio con Ministerios Públicos como Javier Flores, Marisol Chávez, Beatriz Aréchiga, Estefanía Arzate, Eduardo Cháirez Cos y algunos más, todos ellos al mando de Francisco González Arredondo, coordinador de los expedientes X, iniciados en contra de funcionarios y particulares de la administración de César Duarte.

A los pocos días de su ingreso a prisión recibe la visita de Carlos Emmanuel Aguirre, El Meño, quien de forma burlona le dice que a eso se refería, cuando le dijo que pronto iba a recibir noticias, le pide de nuevo los 6 millones y que firme declaraciones a modo en contra de César Duarte, todo ello a cambio de no abrirle más carpetas y no molestar a la familia.

Jesús, al saber de lo que eran capaces, cede a la extorsión y les entrega dos millones de pesos, un cheque de su cuenta bancaria y otro de la cuenta bancaria de la esposa. El Meño dice que está en comunicación con Maclovio Herrera y con su compadre César Peniche, que cuando les completara los otros 4 millones hablarían de nuevo.

Al no tener el modo de completar la extorsión y al no querer firmarles falsamente las declaraciones, empiezan a abrirle procesos, por diversas causas, todas falsas. A Jesús y a los otros funcionarios los someten a tortura por órdenes de Corral; durante cinco meses los encierran en la celda durante 23 horas diarias, incomunicados de su familia y abogados, la luz encendida 24 horas, le niegan atención médica pese a la urgencia de su cirugía de abdomen y no fue hasta que Jesús se declaró en huelga de hambre durante ocho días que logró la autorización.

Corral veía desde Palacio todo esto, embriagándose con cervezas carta blanca, con cámaras de vigilancia, que solo ellos tenían, vaya, ni siquiera las tenían en el área de máxima seguridad, para vigilar a sicarios, secuestradores y demás.

La familia de Jesús fue acosada, los agentes que cuidaban a Peniche, quien se mudó al mismo fraccionamiento, incluso en la misma cuadra y la misma acera, distante apenas unas 20 casas, por lo que se paraban frente a su casa con armas largas, tomaban fotografías una y otra vez, seguían a su esposa e hijas en el periférico, ingresaban a las tiendas, moviendo hojas, simulando que eran órdenes de aprehensión. ¿Quién, si no unos desquiciados, locos, como nazis, hacen eso?

A Jesús lo torturaron, extorsionaron, embargaron sus bienes, persiguieron a su familia, le negaron atención médica, lo cual puso en peligro su vida dos veces, la primera por tardar 19 meses en autorizar su cirugía del esófago y la segunda por mala y tardía atención médica de neumonía, lo que ya consta en dos recomendaciones de la CNDH y ni así lograron doblegarlo para declarar en contra de César Duarte.

Estando en su domicilio, con brazalete electrónico, vigilancia policiaca las 24 horas, le dictaron otra orden de aprehensión en diciembre de 2020, dizque porque había riesgo de no comparecer. ¡Hágame el refabrón cavor!, diría Catón, con un operativo de más de 50 agentes, con armas largas, barras y hachas para tumbar la puerta, no les importó que ahí estaban su esposa, sus hijas y sus nietas… ¡Ay Paquito, de qué te quejas, si tú hiciste todo eso con ellos!

Hoy, Jesús ya ha ganado más de 26 resoluciones de tribunales locales y federales, no se declaró culpable, ni cobardemente rindió falsos testimonios contra nadie, no tiene antecedentes penales, espera que pronto se inicien las 43 denuncias que ya promovió contra Jorge Soto, Ismael Cano, Eleazar Rubio, el auditor Superior Héctor Acosta, Gema Chávez, Antonio García Durán, MPs, Jueces, agentes investigadores y contra “El Meño” y su socio, Maclovio Murillo, por el delito de extorsión, el cual no prescribe,  al igual que la tortura.

En exclusiva, termino con dos cosas. Primero, Jesús y su familia tienen en resguardo las pantallas (screenshot) de las conversaciones entre Maclovio Murillo y El Meño, que este último les enviaba como prueba, que Maclovio estaba enterado de la extorsión y, segundo, Jesús tiene el documento que su esposa presentó en la secretaría particular del gobernador del estado, donde hizo del conocimiento de Corral de la tortura y de la extorsión de la cual fueron objeto Jesús M. Esparza Flores y su familia, por lo cual no podrá evadir su responsabilidad… ¡Hasta mañana!