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Bondad echada a perder

Daniel Valles.- Creo que por las fechas o por la época es que hoy amanecí con mi personalidad filosófica más cargada que de costumbre.

Por ello deseo iniciar con una afirmación: la mayoría de las personas que comentamos los acontecimientos diarios, queremos hacerlo de cuestiones positivas, situaciones que hayan ocurrido y que no sean de asesinatos, de violencia, de pleitos, del COVID.

Es muy difícil porque la vida está llena de estos hechos negativos, algo que se ha acentuado en las últimas tres décadas. Es como si la maldad se hubiera aumentado. Y en este caso el exponente es “N”, lo que indica que se va elevando constantemente.

La realidad de la vida contrasta con el ambiente de la época navideña que vivimos. Se habla de amor, de paz, pero no como el axioma de los hippies de los setenta, sino con un sentido casi religioso o espiritual. Y esto, también se ha transformado. Se vive con mucha velocidad, como con prisa, como queriéndose terminar la esencia de la vida y probar todo, antes de que se acabe. ¿Será eso el vivir plenamente?

Cientos de contagios de COVID -19 se registran en 24 hrs en la ciudad. Se han recuperado 13,764 de manera oficial. Eso es bueno. Aunque son más los contagios y las recuperaciones que no se registran. Y sabemos que esto va a aumentar por motivo de las fiestas navideñas y el flujo de personas en movilización.

Con todo lo bueno que las recuperaciones puedan significar, no es suficiente como para tomar forma en el comentario, en la noticia. De hecho, si ven el tamaño de las notas en los periódicos o en los minutos que se le dedican en el comentario, la nota radial o televisiva a ello, tampoco es mucho el tiempo que se le dedica.

Si deseara hacer un comentario sobre algún tema no positivo, éstos abundan y hasta corremos el riesgo de ser redundantes. El COVID, López Gatell, López Obrador, Corral, Cruz Pérez Cuéllar, elecciones 2021, unas cuantas vacunas anti COVID que llegaron. Muchos temas, todos tienen un alto grado de negatividad.

El no comentarlos o señalarlos es negativo para el comentarista, el informante, el opinador, el medio de que se trate. Parecería que no se está al día o informado medianamente. La realidad es que los temas nos enfadan por lo recurrentes, por lo negativo de ellos, porque no se ven soluciones a los mismos. Puros problemas.

¿Qué podemos hacer? Pensar positivamente, dirá quien se dedique a motivar a la gente. En parte tienen razón. Pero pensar positivamente no basta ante la oleada de situaciones, noticias, acciones, comentarios y demás hechos que a diario se registran en nuestra ciudad o lo que pasa en el estado, lo que hacen o dejan de hacer en la federación.

No nos dan pausa y por más positivos que seamos o pensemos, no alcanza. La cantidad de maldad que se manifiesta no se detiene un solo momento. Cabe entonces la pregunta:

¿De dónde sale la maldad? ¿Esa que vemos manifestarse a diario en las calles de cualquier ciudad y en cualquier parte del país y del mundo? ¿Existe realmente? ¿Cómo la medimos? ¿Cómo sabemos que en realidad existe?

De acuerdo a los criterios de la investigación científica y la ciencia, si algo no puede medirse, no puede controlarse. ¿Será entonces que la maldad no existe después de todo? ¿Qué dice usted que lee? ¿Qué opina? ¿De dónde sale la maldad?

Si pensar positivamente no es suficiente, entonces: ¿qué alternativas tenemos? Creo que tenemos varias y una es pensar preventivamente. Pensar en que podemos ser personas virtuosas. Es decir, personas buenas, lo que no se logra solo con pensar positivamente. Tenemos que elegirlo y le aseguro que sí se puede.

Del mismo modo que todos los cuerpos físicos estamos gobernados por la ley de la gravedad y los organismos por las leyes biológicas. Las personas también tenemos nuestra ley. Con esta gran diferencia:

Que un cuerpo no puede elegir si obedece o no la ley de la gravedad, pero una persona sí puede elegir obedecer a la Ley de la Naturaleza. Una persona sí puede elegir ser una buena persona y dejar la maldad que surge de sus adentros, de sus deseos y pensamientos.

Si examinamos la maldad nos damos cuenta que la maldad es la persecución de algún bien de la manera equivocada. Por lo que sí tenemos la posibilidad de cambiarlo o transformarlo. ¿Cómo? Tenemos que decidirlo de manera personal, consciente, libre, meditada, voluntaria y que esto me genere hábitos que me lleven por el camino de la virtud. Alejado de acciones propias de las malas conductas.

Así nuestro universo será transformado y no por algún mantra que parezca tener sentido, pero que de virtuoso no tiene más que palabras, sino por nuestra decisión propia.

Albert Einstein lo entendía así, ya que afirmaría que: “El mundo no está en peligro por las malas personas, sino por aquellas que permiten la maldad.” Entones, la solución la tenemos nosotros al no solo pensar positivamente, sino decidir pensar preventivamente. Decidir restaurar la maldad que poseemos a su estado original. ¿Sí? Pues la maldad no es otra cosa que bondad echada a perder.

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