MÉXICO- En México, una de cada cuatro personas está en situación de pobreza y sufre alguna carencia, por lo que rescatar alimentos que están a punto de desecharse es una de las estrategias que han adoptado las familias mexicanas que acuden a los bancos de alimentos en busca de llevar productos nutritivos a su mesa.
“Sustancialmente, el rescate de alimentos es una parte esencial para intentar enfrentar no solamente el problema alimenticio, sino también la pobreza”, explicó hoy lunes a Xinhua el gerente de Relaciones Institucionales del banco de alimentos Alimento Para Todos (APT), Diego Martínez Soto.
Con motivo del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, que se celebra cada 17 de octubre, el directivo indicó que la pobreza afecta en todos los rubros: en la educación, en el desarrollo poblacional pero, sobre todo, en la salud de las personas.
“Se ha identificado que la falta de alimento en específico y, justamente, la pobreza hace que los desarrollos intelectuales de los niños queden limitados; es decir, muchas veces no van a poder desarrollar su cerebro para potencializar como profesionistas porque no tuvieron los nutrimentos necesarios para poderlo hacer”, sostuvo Martínez Soto.
Una forma de luchar contra estas carencias es la operación de los bancos de alimentos en urbes de México, donde persiste un exceso de población y comunidades con altos grados de marginación.
Todo comienza en las primeras horas del día, cuando camiones y camionetas acuden a los centros comerciales, en su mayoría, a recolectar alimentos que las grandes cadenas ya sacaron de los aparadores, pero que se encuentran en óptimas condiciones.
Después, los alimentos rescatados se llevan a los almacenes del banco, donde se hace una selección previa para luego repartirse a la comunidad.
“Hay investigaciones científicas respecto a los bancos de alimentos y la valía que estos tienen porque, curiosamente, en la pobreza hay falta de alimento y, para los niños, el alimento es fundamental para el desarrollo cerebral”, destacó.
“A las comunidades que nosotros tenemos se les solicita asistir ellas mismas a este espacio para que se les reparta el alimento y ellas harán la selección final de este producto al cual, en algunos casos, que llegue roto, abierto, o que ya esté en fecha de caducidad, ellos ya lo separan directamente, ya en sus comunidades, y ahí mismo arman los paquetes necesarios para cada una de las familias”, comentó.
De acuerdo con Martínez Soto, de las personas que acuden al banco una o dos veces por semana el 60 por ciento son mujeres y el 40 por ciento son hombres.
“La necesidad es tangible, es decir, no necesariamente es que no consuman alimentos, sino que muy probablemente no están consumiendo alimentos nutritivos, no están consumiendo todos los alimentos durante el día”, detalló el representante de APT.
La mayoría de las donaciones provienen de empresas privadas, es decir, de los grandes supermercados, pero también de algunas empresas que se dedican a hacer colectas internas, donaciones económicas, etcétera.
“Al mes, nosotros tenemos un promedio de 98 mil a 110 mil personas a las cuales se les provee el alimento”, agregó.
Iván Delgado Ibarra, de 29 años, es uno de los beneficiarios de APT, quien representa a unas 500 familias que viven en Chimalhuacán, en el estado central de México.
Chimalhuacán, con el segundo índice de pobreza extrema más alto en el estado de México, es común ver chozas de lona y aluminio en las que viven familias de hasta 20 integrantes.
En este mismo municipio, se encuentra uno de los basureros más grandes del Valle de México, el tiradero de Escalerillas, donde los habitantes esculcan entre la basura para encontrar materiales o productos que puedan revender y así ayudar a los suyos a combatir la pobreza.
Delgado Ibarra visita dos veces a la semana el banco de alimentos en busca de vegetales, carnes y frutas en buen estado, las cuales consigue y reparte entre los miembros de su comunidad.
“Desde que entramos al banco de alimentos, siempre es una garantía que tenemos algo que comer y eso es lo que más satisfacción nos da”, expresó a Xinhua el joven mexicano.
En el banco, continuó Delgado, se aprende a comer de todo, pues se han recibido verduras que no son muy comunes en México o cortes finos de carne, salmón, etcétera.
“El simple hecho de que llegue una carga y podamos comer, con eso ya estamos muy contentos porque nuestro refrigerador siempre está lleno”, comentó.
Xinhua