Daniel Martínez.- ¡Hola mis amantes de las letras! Espero estén de lo mejor. Ya estamos a mediados del mes de abril y fíjense que el día de hoy decidí que habláramos de ansiedad, tema que ustedes me propusieron.
Fíjense que hace unos días una de mis hermanas me preguntaba y a mi otra hermana: ¿Algún día han tenido un ataque de ansiedad? A lo que yo contesté que sí y mi otra hermana dijo que ella no sabía qué era eso. Comenzamos a describir nuestras experiencias y entonces dijo: “Tal vez sí lo he experimentado”.
Así que ahí les va… Un ataque de ansiedad es caracterizado por síntomas físicos variados como sentir que me falta el aire, llorar incontrolablemente, insomnio, manos sudorosas, taquicardia, visión borrosa, problemas gastrointestinales, por mencionar algunos, pero también vienen acompañados de un cúmulo de pensamientos desorganizados, que en ocasiones son posibles escenarios y en otras ocasiones son irreales, pero en ese momento la mente está descontrolada totalmente y es algo que a todos nos puede pasar.
La ansiedad en ese momento nos incapacita a realizar las funciones que estemos llevando a cabo. La intensidad varía en cada persona o en cada situación y es complicado el tomar el control cuando estamos en esa crisis; sin embargo, es muy bueno recordar que todas las emociones tienen sus etapas y fecha de caducidad (me gusta decirle así) porque esto me da la certeza que sea lo que sea que esté sintiendo, va a pasar… y esto me da calma cuando puedo enfrentar esta situación.
La ansiedad podría venir de un trauma, aprendida muchas veces por el entorno familiar o del estrés de alguna situación que no hemos resuelto o que aún no sucede; entonces nuestra mente viaja y se concentra en el pasado o en el futuro, es decir, estamos en otros tiempos menos en el presente.
Y vaya, no es como que uno mismo decida provocarse este estado, pero tenemos que aprender a soltar o a ubicarnos en hacer lo que está en nuestro alcance y lo demás, dejarlo para cuando nos toque enfrentarlo.
La ansiedad nos sirve como una precaución, una alerta de que debemos tener preparadas algunas herramientas para resolver algo. Nos invita a prepararnos, pero de pronto se desborda por heridas que tenemos de cuando no resolvimos o creer que somos incapaces para hacer frente a lo que viene.
Lo bueno es que podemos combatir los ataques de ansiedad, pero como todo, necesitamos prepararnos, conocernos, reconocer esos pensamientos limitantes, sanar y fortalecer esa habilidad. Puedes hacerlo a través de ejercicios de respiración, meditación, música, algún hobbie, pero lo más eficaz siempre será asistir a terapia. ¡Atrévete, yo invito!
Y si tú requieres apoyo especializado, a mí me encuentras en IG como danielmartinez.mx
Y no dudes que tus límites están en donde tú quieras, en donde ubiques tu fronteramental…
¡Te veo la próxima semana aquí en JUÁREZ HOY!
