Inicio País Asesinatos de líderes indígenas en México muestran la “inacción” del Estado

Asesinatos de líderes indígenas en México muestran la “inacción” del Estado

CIUDAD DE MÉXICO — Los 14 asesinatos de líderes indígenas en lo que va de 2021 son el lado más atroz de constantes casos de intimidación y de violencia contra pueblos y comunidades originarias de México.

Las organizaciones de una red internacional por derechos indígenas denuncian “la inacción del Estado mexicano en sus diferentes niveles de gobierno”, mientras estas poblaciones sufren asesinatos, amenazas, hostigamientos, intimidaciones, emboscadas, y otros actos de violencia criminal.

El más reciente asesinato de un líder de la comunidad Las Abejas de Acteal, del estado de Chiapas (sureste), cometido el 5 de julio, recordó los años aciagos sufridos por esas comunidades originarias. El 22 de diciembre de 1997 fueron masacradas en esa aldea 45 mujeres, niños y ancianos, cuando se refugiaron a rezar en una ermita, aterrorizados por la violencia de grupos paramilitares.

La red internacional sobre Derechos de los Pueblos Indígenas denunció que en el último año han documentado 14 víctimas mortales, atacadas como represalia a las luchas por la defensa de sus derechos en Chiapas y Oaxaca, en el sur del país, Michoacán en el centro y Sonora en el norte, donde habita la mayoría de las comunidades indígenas, que son el 10% de la población mexicana.

Históricamente, los pueblos indígenas se han mantenido firmes en la defensa de sus territorios, en regiones remotas desamparadas, a pesar de la imponente belleza de sus montañas, sierras, llanuras y desiertos. “En los últimos años se han presenciado episodios de violencia que han cobrado varias vidas, dejando a los responsables en la impunidad”, indica el documento de análisis al que tuvo acceso Sputnik.

Simón Pedro, quien presidió las Abejas en 2020, caminaba hacia el mercado con uno de sus cuatro hijos cuando fue asesinado de un disparo. El líder indígena “había estado acompañando a comunidades que han denunciado la violencia, solicitando su cese y la búsqueda de justicia”, dice el texto.

¿Qué pasa en Chiapas?

En Chiapas, donde en 1994 estalló una rebelión indígena del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, comandada por el encapuchado de la pipa, el Subcomandante Marcos, se ha reportado desde el año pasado una situación particularmente grave.

En el corazón de la región montañosa de Los Altos, donde ocurrió el levantamiento y quedó un puñado de municipios autónomos, hay una disputa territorial que data de 1970, entre dos ejidos colindantes, Chenalhó y Aldama, por apenas 60 hectáreas. Las comunidades tzotziles, una de las etnias de origen maya que habitan el profundo sureste mexicano, han reportado que son víctimas de un asedio que pone en riesgo sus vidas.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos recibió documentación de que “existe un grupo armado que de manera permanente mantiene amenazada a las comunidades disparando con armas de fuego en contra de la población civil”, dice el documento.

En un breve período de 17 días de finales del año pasado ocurrieron 56 agresiones armadas en contra de 12 comunidades de Aldama, a unos 50 kilómetros de donde fue asesinado Simón Pedro. La violencia dejó “23 heridos de bala y siete personas asesinadas, una de ellas este año”, dice el informe. El terror ha obligado al desplazamiento forzado intermitente de 3.500 habitantes.

Oaxaca y Michoacán

En el montañoso estado de Oaxaca (sur), con costas al Pacífico, en un periodo de tres meses han sido asesinados cinco defensores indígenas, en una comunidad de apenas 500 habitantes. Esas comunidades “defienden su territorio desde hace más de una década” contra la construcción de la presa hidroeléctrica Paso de la Reina y el megaproyecto hidroeléctrico Río Verde.

En Michoacán, centro del país, en el municipio de Zitácuaro, hay cinco comunidades que luchan por su derecho a la autonomía frente al “avance desmedido del crimen organizado”. En el marco de esa lucha, desde diciembre del año pasado hasta la fecha han sido asesinados cinco líderes indígenas.

En ese “escenario de ignominia”, todas estas muertes están vinculadas a la defensa del territorio, donde el crimen organizado quiere mantener el control para el narcotráfico. El pasado 27 de mayo, en el sur de Sonora, en territorio de la etnia yaqui, fue secuestrado el reconocido líder de la tribu, Tomás Rojo Valencia, hasta que su cuerpo sin vida fue encontrado el 21 de junio.

La Iniciativa Global en México por los Derechos de los Pueblos indígenas también la integra el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan de Guerrero (sur); el Colectivo Emancipaciones, Colectivo Masehual ‘Mujeres que se apoyan’ y el Enlace Continental de Mujeres Indígenas de las Américas e Indignación.

Para la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, las dos veces presidenta de Chile (2006-2010 y 2014-2018), Michelle Bachelet, “resulta preocupante que el asesinato de Simón Pedro se haya producido pocos días después de que denunciara ante las autoridades la situación de violencia y riesgo que enfrentan pobladores de la región de Los Altos de Chiapas, debido a la actividad de grupos criminales y a la denuncia pública hecha por organizaciones de la sociedad civil al respecto”.

Sputnik

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