Inicio EL MEOLLO DEL ASUNTO Amarillo oscuro el color del semáforo

Amarillo oscuro el color del semáforo

Daniel Valles.- Por los últimos diez meses la pregunta se ha hecho varias veces: ¿Qué es lo que los gobiernos ponderan, la economía sobre la salud, o la salud sobre la economía? La respuesta quedó clara: La política. Porque eso le lleva a la economía sana y luego a recuperar la salud. 

Al menos para quien escribe le ha quedado claro en casi un año ya de comentar los acontecimientos derivados de la pandemia del Covid-19. Para las personas en general, la prioridad es diferentes. La economía ha sido siempre lo más importante, aún sobre la salud. Lo que empieza a cambiar.

A la gente, la política ni en tiempos de elecciones les ha importado. Al menos en los últimos 30 años. Claro, con excepción de la elección del 2018, la que ha sido un verdadero “cisne negro”. Así nombra en su libro del mismo nombre, Nassim Nicholas Taleb, a las situaciones en la vida que son excepcionales. Se lo recomiendo.

Es innegable que el gobernador del estado grande, Sr. Javier Corral Jurado, ha tenido sobre su administración una gran presión de parte de las empresas, negocios, comercios de todo tipo, así como de las iglesias o centros de culto público, en cuanto a la economía en los tiempos del Covid-19. 

Son miles de negocios los que han cerrado en el estado. Coparmex Juárez había indicado en meses pasados que al menos 40% de sus socios manifestaron tener ya graves problemas pasa sostenerse.

Restaurantes y bares, desde agosto y septiembre pasado, protestaban enérgicamente ante el cierre que debían mantener, porque el semáforo de la pandemia permanecía en color naranja, lo que no permite que estos lugares estén abiertos al público y tampoco la venta de alcohol por copeo. Los comercios que lo expenden en botella cerrada, hasta las 18 hrs.

Los templos católicos y las iglesias evangélicas cristianas y de otras denominaciones, han permanecido igualmente cerradas en todo este tiempo. Y sin que se consideren propiamente como negocios, dependen de las aportaciones que hacen los congregantes. Esto les ha mantenido en una situación de precariedad.

Y qué decir de los gimnasios. Grandes, medianos y pequeños han permanecido cerrados al público en el mejor mes del año. Enero es el mes que la gran mayoría de la gente se propone iniciar el nuevo año con ejercicio y pretenden bajar de peso. Pues no, no han podido abrir. No obstante, ya, han amenazado con hacerlo debido a que la economía de sus negocios está al punto de la quiebra.

Todo lo anterior y más, hicieron presión a un gobierno que ya no siente lo duro, sino lo tupido de la situación económica que por la pandemia del Covid se vive a diario. ¿Solución? La política.

El gobernador del estado ha declarado que, en Chihuahua, el semáforo epidemiológico tendrá un color diferente a todo lo que existe en el país. Será el color mostaza. Un tipo de amarillo con naranja. Es decir, para fines prácticos, en Chihuahua se tendrán las libertades del amarillo, con las restricciones del naranja. Fácil. 

La política todo lo arregla o todo lo descompone. Pero no permanece estática. Es así como el gobernador, prácticamente indica que en el estado se pasará a este color indicativo para dar una solución temporal y política a las exigencias y reclamos que tiene de comerciantes y empresarios por los problemas económicos que enfrentan.

El pasado martes, en conferencia de prensa, el gobernador dio a conocer tan brillante -como el color mostaza- solución. Dijo que, debido a que los indicadores de la epidemia están positivos, “la próxima semana podría cambiar el semáforo epidemiológico por la pandemia del Covid-19 a un color entre amarillo y naranja que sería mostaza y eso permitiría reabrir otras actividades”, lo que es un aviso de lo que se va a hacer y pretende con ello, calmar a los insatisfechos comerciantes y empresarios.

El gobernador convocará al Consejo Estatal de Salud, que es donde se toman las decisiones en el quehacer en cuanto a la pandemia, para plantearle las cifras para ir a un amarillo más seguro y no como el amarillo pasado, ya que será un amarillo con naranja que dará un color mostaza.

¿Por qué esperar hasta el lunes? Total, ya está tomada la decisión. Solo que exista alguna situación que no haya hecho pública don gobernador. Tal vez la precaución se deba al error cometido con anterioridad.

Reconoce don gobernador que el cambio anterior de naranja al color amarillo, “de golpe y porrazo”, fue un error porque provocó un relajamiento en las medidas. Recuerdo muy bien que señalamos el hecho y la posible consecuencia. El regreso al rojo, tal como sucedió.

El nuevo color mostaza permitirá a comercios, gimnasios, bibliotecas, templos e iglesias, abrir sus instalaciones con aforos controlados y con las medidas y protocolos que el caso amerita. Y fue enfático don gobernador: el uso de cubrebocas, distancia social y lavado de manos, etc., es requerido.

Por otro lado, de acuerdo a la Secretaría de Salud del estado, los hospitales de la ciudad, como el Seguro Social 66, 6 y 35 están al 14%, 12% y 8% respectivamente, mientras que el Hospital General se encuentra al 26% de su capacidad y el del Noveno. Regimiento al 7%, dato que hay que aceptar como tal y no perder de vista, pues de igual forma establece que esperan un aumento en los casos en los siguientes días.

Por lo pronto, es casi un hecho que la solución política que el gobernador del estado plantea le dará un respiro. Y en estos tiempos de problemas con las vías respiratorias y los pulmones, esto resulta adecuado.

No obstante hay personas que eso del color mostaza lo comparan a alguien que vende agua de limón, pero sabe a naranja. Y ahí, el Meollo del Asunto.