Inicio Perspectiva Adolescentes infractores: ¿delincuentes o víctimas? (Parte II)

Adolescentes infractores: ¿delincuentes o víctimas? (Parte II)

Dr. Fernando de Jesús Hernández Estrada.- La violencia social, flagelo de México, no es otra cosa que el reflejo del deterioro de la sociedad. Hoy en día el porcentaje de adolescentes infractores ha crecido en forma exponencial; sin embargo, para el sistema penal mexicano no es posible sancionar a un menor igual que a un adulto, porque existe un principio de defensa del interés superior de la niñez, de forma concordante con la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (LGDNNYA). 

Pero las instituciones jurídicas y sociales que intervienen en el proceso no disponen de los recursos financieros, materiales, tecnológicos y humanos suficientes para alcanzar los objetivos establecidos en el marco legal, por lo que, para promover estrategias de (re)integración y sobre todo de prevención del delito entre los niños y adolescentes es imperativo disponer de un sistema de detección, derivación y re-educación de los chicos infractores. En ello, intervienen numerosos factores pero solamente mencionaré algunos:

Familiar: Existe abandono formativo y hasta físico, un franco desapego y en ocasiones, maltrato. Además la necesidad que obliga a ambos padres a trabajar, por lo que se descuida esa educación cercana y vigilante tan necesaria.

Escolar: Escuelas con bajos niveles educativos y divorciadas de la problemática de los menores. Violencia física, psicológica y aquella que Bourdieu llamaba simbólica. Y  la tecnología ha potenciado el efecto negativo en vez de minimizarlo.

Laboral: Las condiciones económicas de México propician la participación de los menores en actividades laborales para colaborar en el ingreso familiar y los salarios son insuficientes para llevar una vida digna y lo llevan a descuidar o abandonar sus estudios.

Gubernamental: Los permisos oficiales para la construcción de complejos de casas-habitación sin las condiciones adecuadas para un desarrollo armónico de nuestros niños con dimensiones tan reducidas que llevan a  hacinamiento y la psicosis social. Inadecuada planeación urbanística que armonice el entorno y lo haga apto para desarrollar de manera integral a los niños.

Económico: Bajos ingresos. Inequidad social. Estructuras institucionales inalcanzables para adolescentes de bajo o medio nivel adquisitivo.

Las cada vez más tempranas conductas antisociales de nuestros menores, aunado al relativismo moral (que cada persona tiene una verdad), el utilitarismo (que solo lo que es útil es bueno) y el consumismo (que se debe estar consumiendo todo lo que ofrecen los medios, modas y tecnología), son factores que convierten esta sociedad en una constante generación de stress e incertidumbre, de ahí que esta época es en la que más abundan los suicidios, la ansiedad y la depresión desde etapas de vida muy tempranas… Y es una de las vías que las personas en formación canalizan hacia las conductas antisociales y delictivas.

“Sumando Esfuerzos”, en colaboración con el sistema judicial (SERSAI, Fiscalía, Instituto de Servicios Previos al Juicio, etc.) y otras siete organizaciones de la sociedad civil, bajo el respaldo financiero de FECHAC, llevan tres años trabajando con un programa llamado “CTRL-Z” el cual enfoca sus esfuerzos para atender precisamente esta problemática: trabajamos en prevención terciaria a aquellos menores de edad que se encuentran de alguna u otra manera en riesgo inminente de delinquir o de generar violencia en cualquiera de sus manifestaciones. Se trata de acercar a estos jóvenes en riesgo, las oportunidades de desarrollo que todo menor de edad necesita: escuela, actividades y eventos artísticos, culturales y deportivos; cursos y talleres para su preparación laboral; atención psicológica; terapia de apoyo grupal y familiar; así como la cercanía de trato humano y respetuoso para que el adolescente vaya acercándose gradualmente hacia una sociedad que le abra los brazos y las oportunidades.

Solo estamos poniendo un grano de arena para solucionar un grave y extenso problema… pero alguien tiene que ponerle el cascabel al gato.

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