La periodista Anabel Hernández, quien tuvo acceso a un documento sobre el tráfico de drogas del Gobierno estadounidense, reveló que la administración Biden considera que la situación de México en cuanto a crimen organizado es una de las más críticas del mundo.
Luego de que en las últimas semanas se registraran masacres en algunos estados de la República Mexicana, el presidente Andrés Manuel López Obrador ordenó el pasado primero de marzo reforzar la seguridad en las entidades más afectadas por los enfrentamientos entre bandas del crimen organizado.
Además, aclaró que, “no es todo el país, es en esta región en la que hemos tenido más problemas: Guanajuato, Jalisco, Michoacán y de seis meses para acá, Zacatecas”.
Con este escenario de fondo, Hernández, especialista en temas de narcotráfico, expuso recientemente en un artículo publicado en Deutsche Welle que la política emprendida por el Gobierno de López Obrador, de “abrazos, no balazos”, “no solo ha causado estragos palpables en las calles de México, sino que es motivo de análisis y preocupación en el Gobierno de Estados Unidos”.
Señala que tuvo acceso al Informe sobre la Estrategia Internacional de Control de Estupefacientes 2021 (INCSR, por sus siglas en inglés), elaborado por el Departamento de Estado y enviado al Congreso el pasado 2 de marzo, en el cual evalúan las acciones de combate al tráfico de drogas, precursores químicos ilegales y lavado de dinero de más de 50 países con los que Estados Unidos tiene acuerdos internacionales para luchar contra estos delitos.
Según el reporte, actualmente México es uno de los países en situación crítica e, incluso, se afirma que pese a la suspensión de las actividades económicas por la pandemia de COVID-19 a nivel mundial, los cárteles mexicanos aumentaron su producción y tráfico de drogas —sobre todo de heroína, metanfetaminas y fentanilo— y multiplicaron sus operaciones de lavado de dinero en el sistema financiero mexicano.
A pesar del repunte de estas actividades ilícitas, el Gobierno de López Obrador disminuyó los decomisos de droga y precursores químicos para su producción; a la par, destruyó menos plantíos de amapola y confiscó menos bienes y dinero.
“Estos carteles representan una clara amenaza para México y la capacidad del Gobierno mexicano para ejercer un control efectivo sobre algunas partes de su territorio”, reporta el INCSR.
A estos hechos se suma la publicación de la Evaluación Nacional de la Amenaza de Drogas 2020, en la que la Administración de Control de Drogas (DEA) señaló a nueve cárteles de la droga mexicanos como “la mayor amenaza del narcotráfico” en Estados Unidos.
Si bien, a inicios de la pandemia de COVID-19, la actividad delictiva se vio afectada por el cierre de fronteras y las restricciones de viajes, el INCSR explica que “los traficantes rápidamente adoptaron rutas y métodos alternativos, y la disponibilidad de drogas en muchas regiones alcanzó nuevos máximos históricos a finales de año”.
Al respecto, comenta que debido a que los cárteles mexicanos son los principales traficantes de cocaína, heroína, metanfetamina y fentanilo hacia Estados Unidos, donde se concentra el mayor número de consumidores de droga del mundo, “las cifras del daño que causaron en el 2020 es escalofriante”.
Esta situación ha colocado a México dentro los de 22 países donde ocurre la mayor producción y tráfico de drogas del planeta. En la lista, según expresa la periodista, también se encuentran Afganistán, Bahamas, Belice, Bolivia, Birmania, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, India, Jamaica, Laos, Nicaragua, Pakistán, Panamá, Perú y Venezuela.
Además, dice que países como Bolivia y Venezuela han sido reconocidos por fallar en el cumplimiento de los acuerdos internacionales para combatir las drogas. En esta lista negra, advierte Hernández, también podría ingresar México, y “para el Gobierno de Estados Unidos estar en esa categoría no es un juego”.
Por otro lado, agrega que, en el informe al que tuvo acceso se considera al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, como uno de los principales cómplices del tráfico de cocaína del continente americano.
Sputnik