En las postrimerías del siglo XX, cuando el nuevo milenio se veía cercano en el horizonte, vio la luz “Eclipse de agujas”, la primera obra de la escritora hondureña radicada en Ciudad Juárez, Diana Anabell Espinal Meza, poemario que en abril del presente año cumple 22 años desde su primera edición.
Sin embargo, no fue producto del azar ni de la casualidad, la obra la integró su autora con poemas ganadores y no ganadores de concursos de poesía realizados en la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán en su natal Tegucigalpa.
Hoy, a la distancia, Diana Anabell la define su obra como “un canto al amor de pareja. Es una obra de poemas que salió de un regalo especial que le hice al padre de mis hijas cuando estábamos todavía juntos. Los maestros y amigos de la universidad me recomendaron que juntara mis poemas y así lo hice. Los juntamos todo en este libro”.
Recuerda Diana que cuando apenas tenía sus poemas engargolados antes de su publicación, tuvo la suerte de conocer al escritor colombiano Heriberto López Pérez (1944), director cultural de la Casa de América Latina en Bruselas y quien se acercó a ella porque la había escuchado en una lectura de poemas. Tras conocer la calidad de su trabajo, se ofreció a escribir el prólogo para su primera obra, lo que la autora consideró una deferencia de parte del autor sudamericano.
Es por eso que asegura que “el más grande reconocimiento para un escritor no es un diploma ni una medalla, sino el que nos da la misma vida. Cuando alguien dice que ya leyó un libro tuyo que lo motivó y que escribió algo sobre él, cuando un amigo en San Salvador me dice que escribió algo sobre mi obra, cuando Heriberto se ofreció a escribir el prólogo… Ese es el mejor reconocimiento que uno se puede llevar”.
Fabricio Estrada, poeta hondureño radicado en Puerto Rico, escribió en 2015 buenos comentarios sobre su obra y el 23 de enero del presente año escribió acerca de “Eclipse de agujas” el poeta y narrador hondureño Javier Vindel, quien se refirió a esta primera obra de Diana Anabell como “un hito”.
“Eclipse de agujas, de la poeta Diana Espinal, un libro que es tres libros en uno, ya que lo han escrito tres Dianas: la poeta, el ama de casa y la profesional (el “orgasmo triple”, de los poemas XLIII, XLIV y XLV, lo confirma), es un hito, por la búsqueda de senderos inéditos y autenticidad literaria nunca antes vista, salvo honrosas, pero tímidas excepciones, en el quehacer poético femenino hondureño desde los tiempos de Clementina Suárez.
“Los méritos de Eclipse de agujas son variopintos: sintaxis experimental, acertado y mesurado juego de palabras (“los ruidos los ruedos”, del poema IX o “espirar / espiritar / espiritual / espiroidal”, del XXXVIII, por ejemplo), antipatía contra el lugar común, incorporación de campos semánticos y términos novedosos en el erotismo, utilización/vitalización de metáforas colindantes con un surrealismo de nuevo cuño, imágenes sinestésicas de impecable factura formal que asombran, embriagan, excitan nuestra imaginación, sin entrecomillar el metalenguaje, las anáforas, ni sus posibles influencias perfectamente masticadas y rumiadas: “desconociendo tus / molinos / desconociendo sus tesoros”, Roberto Sosa, Los pobres. Sólo resta añorar que Eclipse de agujas se reedite tanto como los eclipses de sol o de luna”, escribió el vate hondureño.
Desde 2009, cuatro años después de haber pasado por un divorcio intempestivo y tras conocer a César, un juarense que por cuestiones laborales visitaba la capital hondureña, Diana decidió poner tierra de por medio con quien fuera su esposo y en la fría Navidad de ese año llegó a Ciudad Juárez en compañía de sus dos hijas.
“Ya traía una carta de aceptación de la UACJ para estudiar la Maestría en Investigación Literaria, pero por cuestiones académicas, la maestría fue puesta en pausa y le hicieron cambios ya que ninguno de los estudiantes que la había cursado había entregado su tesis. Entonces me fui al Colegio de Chihuahua a estudiar la maestría en Investigación Interdisciplinaria, donde tuve la oportunidad de aprender acerca de metodologías de investigación para cualquier área del conocimiento”, recuerda Diana.
Llegó a Juárez con tres obras ya publicadas y una cuarta a medio escribir, la cual concluyó en el 2014 en esta frontera, pero que aún no ve la luz. ¿El motivo? Cuando estaba haciendo lo pertinente para su publicación, César, su compañero de vida, enfermó de hígado y riñones. “Fue una enfermedad de tres años. César falleció el 17 de octubre de 2021, hace apenas cinco meses. Todavía vivo el luto por su pérdida”, nos comparte la poetisa catracha.
Ahora, en Juárez, vive Diana Anabell con sus dos hijas. Ana, la mayor de ellas, es diseñadora gráfica y junto a ella trabaja en una reedición de sus tres primeras obras para juntarlas en una antología ya que muchos lectores juarenses le piden sus libros y ya no hay ejemplares en el mercado. Además de sus obras, ha participado en diferentes antologías a lo largo de estos años de carrera.
Actualmente, Diana trabaja en la que será su quinta obra de poemas, pero nos comenta que también ha hecho sus pininos en la narrativa y nos adelanta que en abril de 2022 uno de sus relatos se incluirá en una antología que se publicará en Perú y en el cual comparte la experiencia que vivió durante la guerra entre Honduras y El Salvador, conflicto que estalló cuando ella tenía apenas 4 años.
Seguramente no será esa la última obra de Diana, pues su talento aún nos tiene reservados muchos poemas y relatos que con su pluma magistral un día verán la luz y seguirán colocando a la autora como una de las más grandes entre las juarenses, mexicanas y hondureñas en la literatura del Siglo XXI.
Las obras de Diana Anabell Espinel Meza
– Eclipse de Agujas (abril 2000)
– Tras los hilos (2004)
– De ladridos del sombrero a la escama del sol (2007)
– Reiteración de Cornisas (No publicado – Se registró en 2014)
– Mutatio (nombre tentativo de la obra que escribe en este 2022)
Juárez Hoy
