Dr. Fernando de Jesús Hernández Estrada.- Estudiar en línea requiere de gran compromiso y organización para poder cumplir los objetivos y llevar a cabo otras actividades cotidianas como el trabajo y las cuestiones personales y familiares. Con el acceso a internet muchas tareas se han simplificado y el objetivo de asignar tareas a los estudiantes es comprometerlos a encontrar respuestas utilizando los recursos que han ido adquiriendo en clases. El docente ofrecerá la lectura del tema que se pretende detonar y el alumno debe pensar en lo que se plantea, buscar la información detallada y presentar una respuesta y defenderla con argumentos buscados, encontrados y citados del internet.
Pero hacer esto, es un hábito que primero debe desarrollarse, empezando por saber organizar nuestro tiempo, visitar el aula virtual, nunca quedarse con una duda y si no se tiene a la mano a algún profesor o asesor académico, aprender a trabajar mediante una navegación en internet dirigida, abriendo las necesarias pestañas en cada palabra o tema del cual se tiene duda y resolviéndola una a una. Es importante familiarizarse con las diferentes plataformas, al grado tal que, pronto se dará uno cuenta que son un sustituto notable de una biblioteca muy bien dotada.
Es útil plantear metas a corto plazo. El establecimiento de prioridades ayuda, porque identificarlas y ordenarlas día con día por importancia, llevará a cumplir un objetivo más alto. Desgraciadamente, estoy dando por hecho que las familias tienen una computadora e internet en casa y conocimiento del uso de tecnologías virtuales. Si no ocurre lo anterior, habrá que enjuiciar al sistema económico del país.
Mis alumnos en la universidad, tendían a estar con internet en la mano durante la sesión y al principio no tuve objeción, -mientras lograra una participación activa en clase-, sin embargo, este ejercicio empezó a convertirse en un ritual contraproducente: olvidan rápidamente tanto la pregunta como la respuesta lo que perjudica la retención a largo plazo y lleva al fracaso en el intento de enseñanza-aprendizaje y además, obtienen calificaciones más bajas.
En una investigación que se encuentra en curso de la universidad de Rutgers-New Brunswick se seleccionaron 2433 estudiantes, durante el período de 11 años, en una encuesta con más de 232 preguntas, de 11 materias de carreras diferentes, utilizando la tecnología para monitorear el rendimiento académico y evaluar los efectos de las nuevas tecnologías en el desempeño de los estudiantes universitarios y estas son los resultados: En 2008, 14% de los estudiantes obtuvieron calificaciones más bajas en los exámenes que en las tareas.
En 2017 tal número escaló al 55%, a la par que el uso de celulares para resolver tareas se hizo más común. Esta investigación permite generar un sinfín de conclusiones que habrá que analizar:
1. Se debe educar a los alumnos para saber utilizar el internet de manera académica.
2. El mismo estudiante debe generar en sí mismo una disciplina en el uso de la tecnología que le permita optimizar sus posibilidades.
3. Evitar que la navegación lúdica en internet obstaculice las horas de estudio.
4. Aprender a estudiar en internet.
La pregunta sobre si se debe prohibir el internet para actividades académicas es un rotundo no. Por el contrario, es deseable redirigir la mentalidad del alumno a manejar el internet con un sentido científico, resolviendo tareas pensando en la pregunta detonadora del tema deseado, -o promovido como tarea-, generando una respuesta personal y respaldándola con resultados obtenidos mediante la búsqueda en internet, comprometiéndose luego y así, para la mejor resolución de los trabajos asignados. El estudiante, luego del proceso de respuesta-búsqueda- confrontación- síntesis, se encuentra, aún sin saberlo o buscarlo, trabajando con el método científico. (La investigación mencionada puede ser consultada en Science Daily. Glass, A. L., & Kang, M. (2020). Fewer students are benefiting from doing their homework: an eleven-year study. En Educational Psychology.)
