Candelario González Villa.- La estrepitosa caída del sistema político mexicano a partir del 1º de julio del año 2018, un sistema caduco, convertido en un receptáculo de mentiras, fraudes y saqueos irracionales en contra de la nación, está exhibiendo la desmesura de los protagonistas de la barbarie que dejaron al Estado y a sus instituciones en manos de una banda delincuencial, voraz e insaciable.
Hoy, esta clase política y empresarial pasó a las filas de la oposición minoritaria que protesta, se inconforma y desaprueba todos los hechos y acciones del actual gobierno federal, protesta infantil, sin argumentos y fundamentos que nos lleven al análisis y la reflexión por y para beneficio de los mexicanos.
Me llama la atención la expresión, el argumento de lucha de la oposición minoritaria que exige “equilibrios” políticos y económicos, según ésta como principio para el fortalecimiento democrático participativo del pueblo. Es conveniente traer a colación el concepto de equilibrio con sus acepciones:
Equilibrio: Estado de reposo, resultante de la actuación de fuerzas que se contrarrestan.
* Contrapeso, armonía entre cosas diversas.
* Ecuanimidad, mesura, sensatez en los actos y juicios.
* Equilibrios, actos de conteporización encaminados a sostener una situación dificultosa.
¿Tendrá calidad moral la oposición minoritaria para exigir equilibrio político y económico? No pueden ni deben exigir algo que nunca han puesto en práctica; en el pasado cuando ostentaron el poder, jamás consensuaron o consultaron con las minorías partidistas y mucho menos con la ciudadanía.
A estos desmemoriados es necesario recordarles el equilibrio en las élites empresariales y el trasnochado prianismo que practicaron en el mayoriteo tanto en la Cámara de Diputados federal como en los congresos locales para aprobar las llamadas reformas estructurales.
¿Hay equilibrio o hubo tal en los 63 millones de pobres que nos dejó su ambición y voracidad? ¿Cuándo existió equilibrio en este país? Nunca, pues siempre estuvo sometido por los sindicatos empresariales y por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y por el doble moral Partido Acción Nacional (PAN).
Pero ahí no paran las cosas. La oposición equilibrista tiene de su lado la “intelectualidad” orgánica (Krauze, Castañeda, Loret de Mola), gigolós de los anteriores gobiernos. ¡Vaya pues! Que esperen sentados por si algún día son dignos de credibilidad.