Dr. Arturo Castro.- Siempre se ha pensado que tiempos pasados fueron mejores, aunque no en detrimento de la vida actual, simplemente se vive una vida a la vez, los momentos son recordados con generosidad y de ahí las versiones populares de cada quien.
El individuo es único aunque se compartan las mismas experiencias, tan lejanas como cercanas, tan públicas como privadas, tan duras como ligeras, por ello la política es un mar de confusiones ya que las ideas universales se vuelven únicas en la razón de los individuos al vivir en sociedad.
La sociedad integrada por muchos que tienen sus propias verdades se convierte en el ámbito de lo público en un ring sin árbitro, aun los propios árbitros con sus decisiones imponen sus ideas al amparo del poder como parte del entorno mismo.
De ahí se toman las figuras presidenciales que van del heroísmo, eficienticismo y caotismo, el poder legítimo del que gozan los hace imparables en el hacer de las cosas con base en su propio pensamiento. Se decide a veces por capricho sin escuchar las razones de la lógica y el sentido común.
Se ha visto definitivamente que el uso del poder público causa ambición y discordia, ya que las ideas personales de los políticos son discutidas abiertamente, muchas de ellas sin fundamento ya que son ocurrencias salidas de la nada.
Se han compartido pensamientos políticos con muchas personas, que quedan en la idea de mejorar las cosas, a veces contrapuestas a las decisiones tomadas por quienes ostentan el poder que solo piensan en el poder por el poder mismo.
Los políticos tienen su verdad única, algunos con ideología liberal o conservadora, otros sin idea de lo que están haciendo, el punto es que el cambio en el quehacer de políticas públicas implica algo más que mil palabras.
Un detalle importante en la historia de las ideas políticas es la hechura de políticas públicas que transformen realmente la vida en sociedad, el fundamento proviene de la responsabilidad con la que se tomen las decisiones y la vigilancia en su ejecución.
La filosofía política de cada quien refleja la imagen personal que se comparte en sociedad, es la historia de los individuos que van de lo ineficiente a lo eficiente, de la negación a la aceptación y del rechazo al reconocimiento de su paso en el poder político.
El mejor consejo que se le puede dar a cualquier político es que se ponga a trabajar, no importa si se tienen intereses creados, se legitiman a través de hechos convertidos en beneficio social que van desde cualquier campo de interés por una vida sustentable.
Cada quien tiene su verdad, lo humano es respetar a los demás, observar las experiencias que dan las clases de historia, aprovechar los casos exitosos y no mentir, no robar y no ser holgazán, tal y como existen cientos de casos.
La política es una actividad sin reglas cuando no se está en alguna institución, aquellas que se mandaron al diablo y hoy se administran con emoción y empoderamiento. Los tiempos cambian. Diría Cantinflas: Ahí está el detalle.