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Ya falta menos

Nunca se miente más que después de una cacería, durante una guerra y antes de las elecciones. Otto Von Bismark, estadista alemán

Cuauhtémoc Monreal Rocha.- El Viejo ya no halla ni qué decir con el vodevil de las corcholatas, que si las destapa, que si no las destapa, que si es dedazo, que si no es, que  el pueblo las elige y no él y así sucesivamente, mentira tras mentira como en sus mañaneras; pronto se sabrá la verdad, porque las mentiras ofenden a los inteligentes y dan esperanza a los ignorantes.

Con esta entrada, como si fuera béisbol, el nacido en Macuspana, día con día, demuestra que es un hombre terrible, hace sentir su poder sin ninguna consideración con una sonrisa sardónica, burlona, cínica, que les cala hasta a sus más leales colaboradores.

Comentan los que lo acompañan, que por los corrillos del viejo palacio colonial donde habita gratis (son los privilegios del poder), que lo mejor es no ponérsele enfrente porque saben de su lado oscuro, pues el Vetusto es rencoroso y vengativo a más no poder.

Y con la sucesión presidencial, el hombre más poderoso que ha tenido la Presidencia de la república, no solo en el siglo XXI, sino en toda su historia (es el nuevo Huey Tlatoani de la indiada), anda que no se le puede ni hablar, pues se siente el todopoderoso, el omnímodo, el uy uy uy, el MacClein, para el que no existen las instituciones, ni las leyes, ni ningún obstáculo que trate de impedirle lograr sus caprichos e imposiciones.

Y para lograrlo, el predicador mañanero se vale de la mentira, del engaño, de la opacidad, de la corrupción protegida por el manto sacrosanto de la impunidad, su palabra es ley, no hay más ley que la de él, porque esa ley se la dio, vía el voto directo y secreto, el pueblo “vueno y savio” ¡qué caray!

El Viejo cree que irradia fe hasta por los poros, es un agitador social enormemente carismático y sus corcholatas carecen de ello, son antipáticas y patéticas, pero quien logre llegar a la final y contienda para la “Silla Embrujada”, la tienen segura, porque ese pueblo que lo apoya por su carisma, obedecerá cuando Andrés, el hacedor de milagros, les diga, en toda la campaña presidencial, por quién votar.

Ya falta menos.

La oposición allí está, existe, pero carece de un verdadero líder y, sobre todo, de un líder carismático como el macuspanense y eso… Salamanca no lo da, lo da la naturaleza, eso es innato. ¿Dónde encontrar un líder opositor que le compita al tú por tú al inquilino de Palacio? Según nuestro leal saber y entender, no existe, no lo hay y los milagros… ¡Ay los milagros!

Veremos cuántas mentiras más escucharán los mexicanos, no solo del “amado líder” sino de todos aquellos suspirantes de ambos géneros que ya sueñan con un suculento hueso público que los enriquezca y sobre todo, los que quieren sentarse en la silla que desecharon “El Centauro del Norte” y “El Caudillo del Sur”. Vale.