Padre Eduardo Hayen.- Señor presidente municipal, honorables miembros del Cabildo:
Les saludo con gran respeto, con el deseo de que desempeñen su labor con un vivo amor por nuestra ciudad y con gran sentido de responsabilidad. Crecí la mayor parte de mi vida en esta ciudad y tengo la bendición de ser párroco de la Catedral desde hace nueve años.
Desde pequeño mi padre me llevaba al Centro Histórico de Juárez y comprendí que este lugar era el punto de referencia más importante para los juarenses. Entendí que en el Centro convergía la vida citadina por ser el espacio donde están las raíces históricas, culturales, gubernamentales y religiosas de lo que antaño fue Paso del Norte.
Hoy Ciudad Juárez es una urbe con más de un millón y medio de habitantes. Nuestra lejanía del centro de México es una tentación para sentirnos desarraigados y olvidar nuestro patrimonio cultural y social que tiene sus raíces en nuestro Centro Histórico. Los juarenses necesitamos sentido de pertenencia y precisamos conservar, con dignidad y honor, los espacios que nos dan identidad y que narran los hechos de nuestro glorioso pasado.
El Centro Histórico es un espacio que representa al resto de la ciudad. Ahí convergen personas provenientes de todas partes de la ciudad, de toda condición social. También es punto de referencia para hombres y mujeres que han emigrado desde las más variadas culturas. Aquí se reúnen también personas de nuestros pueblos originarios.
El Centro es un termómetro que refleja el orden que tiene el resto de la ciudad. Es un lugar del que los juarenses debemos sentirnos orgullosos, un espacio social, un lugar de encuentro en el que puedan caminar las familias con tranquilidad y seguridad, una zona a la que podamos llevar con orgullo a nuestros familiares y amigos para mostrarles quiénes somos, y que pueda ser visitado por nacionales y extranjeros.
Desafortunadamente, hoy nuestro Centro Histórico está lejos de ser una zona de la que podamos sentirnos orgullosos. Desde hace nueve años habito en este lugar, en la casa de Catedral, y soy testigo de su progresivo descuido por parte de las autoridades. La falta de alumbrado público, el deterioro de las banquetas, la suciedad y el ambulantaje descontrolado, los olores a aguas negras, la inseguridad y el ruido propasado, han hecho del Centro Histórico un lugar que muchos juarenses no quieren visitar.
Sin embargo, en el Centro de Juárez trabajan miles de personas comerciantes que añoran un cambio en su entorno. Miles de personas que vienen a comprar en la zona de mercados, que acuden a la Catedral y a otros templos para encontrar fortaleza y consuelo espiritual; que pasean con sus familias en medio del desorden, están esperando que el Centro sea dignificado, embellecido y ordenado para que puedan realizar sus actividades con tranquilidad y alegría. Es una súplica de toda la ciudad.
Es por eso, señor presidente municipal y honorables miembros del Cabildo, que estamos aquí. El Grupo 32000 no solo representa a cientos de propietarios de negocios y concurrentes del centro, sino que es el clamor de un millón y medio de habitantes que poblamos Ciudad Juárez, pidiendo un Centro digno para todos.
Les ofrecemos nuestra colaboración para que juntos, gobierno y sociedad civil, rescatemos un territorio que tiene un carácter sacro para la ciudad, que merece toda nuestra atención, amor y cuidado, y del que los juarenses podamos sentirnos orgullosos.