Raúl Ruiz.- Por considerarlo de gran interés, me permito reproducir un texto que me envía mi querido amigo Marcos Barraza, respecto a mi columna del viernes, donde doy a conocer la noticia de la producción del primer auto mexicano 100% eléctrico y critico a los senadores panistas por oponerse a su fabricación.
“Buen día mi estimado amigo. Buen artículo, aunque falta agregar algunas cosas interesantes; ya antes el Estado había querido fabricar autos. En 1963 el presidente López Mateos, amante de los autos y la velocidad, se alió con empresarios regios para comprar la fábrica alemana Borgward y fabricar en México el modelo Isabella y el p100, autos que superaban en calidad al Mercedes, se vendieron a funcionarios de gobierno a precios muy bajos y el público en general no los compró por el recelo a la calidad.
En 1970 el gobierno “revolucionario” de Echeverría dejó de apoyarlos y la fábrica quebró.
Respecto a los tratados de Bucareli, los traidores no son Anaya y compañía, el gran traidor es Álvaro Obregón que aceptó firmarlos, asesinando a tres diputados que se oponían. Traidores son los gobiernos que le siguieron, los cuales funcionaron como verdugos de los que se atrevían a desafiar estos tratados.
Para quien no lo sabía, México fue uno de los primeros países en fabricar aviones, con dos fábricas, una en la Ciudad de México y otra en tu tierra, San Luis Potosí. La primera hélice curvada fue mexicana: la hélice Anáhuac, inventada en 1915 por Guillermo Villasana.
Los gobiernos revolucionarios aliados con ‘Los Santos’ líderes obreros, quebraban las fábricas que desafiaban estos tratados amparados por la Constitución, donde se definen las industrias que tenía México que eliminar.
Ve el artículo 123 fracción XXXI donde se definen las industrias cuyas relaciones laborales se verán en tribunales federales, esas son las industrias controladas por el tratado de Bucareli y seguimos considerando un Héroe a Álvaro Obregón.
Y de tratados secretos que están funcionando está el tratado del petróleo en el que México se obliga a vender el crudo a Estados Unidos y a comprar gasolinas, tanto como a no desarrollar tecnología ni industria petrolera, firmado por el gran traidor Lázaro Cárdenas, hoy también súper héroe mexicano.”
Se tenía que decir… ¡Y se dijo!
