Hay una diferencia sencilla entre un dictador y un demócrata: Si el demócrata no tiene oposición, su deber es crearla, mientras el sueño del dictador es eliminar toda oposición. Oscar Arias, abogado costarricense
Cuauhtémoc Monreal Rocha.- El Viejo no ceja en, cuando menos, cómo prolongar su mandato, no duerme pensando en que ya pronto dejará el poder y no encuentra el recurso jurídico adecuado para quedarse por más tiempo y si se puede, indefinidamente, dentro del Palacio en que vive para, según él, terminar la transformación de México.
Con el inicio de este 2023, debemos tener en cuenta que es el año previo a la elección presidencial, lo que pone fin al sexenio del hombre de Macuspana, la disputa por el relevo presidencial ya está en todo su apogeo y llegará a su perigeo en su momento.
El bloque oficialista de Morena y sus adláteres está en plena confrontación con las tribus, mientras la oposición no da señales de vida, no despierta, sigue soñando y la alianza electoral, hasta el momento, brilla por su ausencia, no existe y no se ve ningún personaje o personaja con verdadera estatura política que pueda competir contra el maremoto morena y sacar de Palacio Nacional en el 2024 a su caudillo, por todos los mexicanos conocido.
¿Se dará alguna sorpresa política de última hora? Hagan sus apuestas señores, señoras.
La corcholata Claudia y el corcholato Marcelo siguen punteando la decisión presidencial, entre ellos anda el juego y detrás de ellos “El Richi”, que también tiene su corazoncito y podría dar la sorpresa en la recta final; por su parte Augusto, está a gusto como florero en Gobernación y no se le ve ningún futuro político, aunque se digan hermanos él y su jefe.
AMLO sigue insistiendo en prolongar su mandato porque sabe que no tiene oposición y él no la va a crear para que le arrebaten, aunque sea por la vía del voto libre, directo y secreto, el poder que tanto ama, que tanto añora, que tanto ansía, aunque en la SCJN le acaban de dar otro fuerte pelotazo con la elección de Norma Lucía Piña como presidente (a) del Supremo Tribunal, para no tocar lo de “El Ratón” Guzmán y otras cosillas por ahí. Vale.
