Francisco Uribe Zamora.- Pasó en 2018 y volvió a pasar en 2021, pero ahora en tierras andinas. En semanas pasadas el presidente de Perú, Pedro Castillo, quien asumió el cargo en 2021 como parte del partido de izquierda Perú Libre, anunció en la entrega del informe de sus primeros 100 días en el cargo, la venta del avión presidencial como parte de una medida de austeridad. Lo que se genere de la venta del avión será destinado a la educación y a la salud; además, prohibió que los altos funcionarios viajen en primera clase argumentando que “este es un gobierno para el pueblo”, muy parecido al discurso de nuestro presidente y su Cuarta Transformación.
Una de las promesas de campaña más polémicas de Andrés Manuel López Obrador que se hizo realidad en diciembre del 2018 cuando ganó la Presidencia de la República mexicana fue la de vender el avión presidencial usado en el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto y empezar a trasladarse por sus giras en el país mediante vuelos comerciales como una medida de austeridad por parte del actual gobierno.
Dicha medida fue muy criticada por la oposición y también tuvo muchos problemas al tratar de vender dicho avión, ya que no hubo comprador que estuviera interesado, por lo que tuvo que “rifarlo” entre toda la población mexicana, pero el premio de la rifa no era un avión sino un premio en efectivo, así que fue “una rifa del avión, pero sin el avión”.
Actualmente el avión se encuentra guardado y los mexicanos seguimos pagando por él; además, en estos últimos días se acaba de vender el avión presidencial utilizado por el expresidente Felipe Calderón en 65 millones de pesos, la venta o subasta fue realizada por el INDEP, el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado.
En Perú, esta estrategia fue tachada de populista por parte del pueblo peruano, sin mencionar que dicho avión ya fue puesto a la venta en dos ocasiones por parte de Alan García, presidente de Perú en 2007, ambas sin éxito. Además de trasladar al presidente y a otros altos mandos, este avión es utilizado, para mandar ayuda cuando ocurren desastres naturales en el país, así como también en la pandemia actual de COVID-19, pues fue utilizado para trasladar insumos, medicinas, vacunas y médicos en vuelos humanitarios.
El avión solamente lo quieren vender por la falsa imagen de lujo que proyecta, pero en realidad tiene diversos usos, por lo que tendrán que adquirir tarde o temprano un nuevo avión; además, tiene más de 20 años de antigüedad y es casi imposible que alguien se atreva a comprarlo.
Esta estrategia de vender aviones presidenciales no es nueva. El primero en hacerlo fue Hugo Chávez en 1999, quien vendió el avión presidencial y una flotilla de aviones de Venezuela y lo que se recaudó en aquel entonces fue destinado a la educación y a la salud.
En 2021, justo después de su visita a México, el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, también puso a la venta el avión presidencial al ser considerado improductivo y con un alto costo de mantenimiento que afectaba el presupuesto ecuatoriano. Según Guillermo Lasso, se vende para “racionalizar el gasto público y equilibrar el presupuesto nacional, es necesario vender activos improductivos o cuya conservación resulte ineficiente o innecesaria”. El actual gobierno de Ecuador es considerado liberal y conservador.
