Inicio COLUMNISTA INVITADO Representaciones paternas y maternas en el discurso cotidiano mexicano

Representaciones paternas y maternas en el discurso cotidiano mexicano

Soc. Omar Jesús Gómez Graterol.- Hay un hecho en el lenguaje coloquial mexicano que llama la atención de foráneos y que es muy poco percibido por los propios usuarios del idioma en sus dimensiones particulares. Lo anterior, porque nos acostumbramos al uso de ciertos términos sin detenemos a reflexionar sobre ellos ya que asumimos que es el manejo natural de los mismos y así debe ser. Pero, efectuar una revisión de la manera que empleamos la locución puede arrojar muchas luces sobre nuestra historia, así como la cultura y tradiciones que nos acompañan.

En Ciudad Juárez y gran parte de México, el hablante emplea una serie de vocablos que lo ayudan a comunicarse con otros interlocutores connacionales de manera coloquial. No obstante, son tan característicos de esta parte del mundo que para otros hispanohablantes sería difícil de entender si, fuera de su conocimiento idiomático, no recurre a otros recursos para comprender su idiosincrasia. En tal sentido, el acto comunicativo resulta algo más complejo que la sola disposición del conocimiento de alguna lengua o dialecto y esto, por supuesto, se hace extensivo a cualquier país del mundo.

Es difícil que el ciudadano oriundo de esta nación no emplee en sus conversaciones o pláticas términos como “padre” o “padrísimo” para referirse a algo bueno o asociado con algo positivo. Asimismo, que utilicen palabras y frases como “madreado”, “vale madres” o “madrearon”, para referirse a eventos trágicos, conflictivos o de connotaciones negativas.  Tanto es así que se aplican estos apelativos desde diálogos cotidianos hasta canciones, artículos y en todo medio de comunicación, tanto hablado como escrito.

Esto sería algo intrascendente si fuera un acontecimiento neutral, no obstante, tiene cierta carga valorativa que amerita tratar el asunto con algún detenimiento. Para un forastero, o en el extranjero, el hecho destaca pues diera la impresión de que la figura paterna en estas tierras es asociada a cosas buenas, en tanto que la materna se vincula a eventos malos o dolorosos.

Sin embargo, un examen atento de la sociedad mexicana permite observar que, en la práctica, tanto el padre como la madre tienen una sana aceptación y respeto social. De esta manera pareciese que estos vocablos no están afectando directamente, por lo menos, las percepciones que los hijos tienen de los roles de sus padres.

Por ello, es importante preguntarse: ¿cuál es el origen esta práctica conversatoria o dialógica? ¿A qué figuras exactamente se hace referencia cuando se aplican estos elementos en el discurso? ¿Por qué a unas expresiones se les da una connotación positiva en tanto que a las otras una valoración negativa? ¿Dónde están incidiendo? ¿Cuáles son sus consecuencias o secuelas?

No es costumbre en esta columna dejar al lector con la impresión de haber leído un artículo para terminarlo sin una respuesta o conclusión definitiva. Pero en esta ocasión, no hay un argumento o resultado concluyente más allá de una serie de conjeturas o hipótesis aventuradas que muy pocas luces proyectarían sobre el tema tratado.

Pudiese buscarse una salida fácil recurriendo al feminismo y arguyendo que “se trata de una alocución machista hetero patriarcal con la cual el hombre, macho o varón pretende extender su dominio sobre la mujer, fémina o hembra”.

Pero, en la presente ocasión, solo regirse por la lectura del género dominante sobre el dominado terminaría por arrojar una interpretación muy reduccionista o parcial del empleo de estas palabras en la manera en la que se hacen. La exhortación es, por lo tanto, a los investigadores, especialmente del área antropológica y lingüística, para considerar esta temática como una propuesta de investigación que se lleve adelante para la elaboración de una tesis o trabajo de grado.

Esto para determinar ¿cuál es el alcance y repercusión que dichas relaciones de los términos con sus contenidos valorativos tienen en el comportamiento de la población? Estamos seguros de que el trabajo a efectuarse no tendrá desperdicio y ayudará a descubrir, o tomar conciencia, de muchos rasgos de los habitantes de esta nación que hasta ahora no se habían notado.