Inicio ADHOCRACIA Repensar el pasado, repasar el presente

Repensar el pasado, repasar el presente

Dr. Arturo Castro.- La cultura, la sociedad, el ejercicio de la ciudadanía, el gobierno y la práctica de las políticas públicas han tenido todo el tiempo la mirada pública presentada por los medios de comunicación y hoy por las redes sociales, haciendo opinión pública como es el objeto de estas letras y de los lectores que tienen su propio juicio de los hechos.

La historia tiene el testimonio de grandes hombres y de grandes acontecimientos que han moldeado la vida de México en el entorno mundial que a través de la globalización se ha convertido en una sola entidad de interés y de poder.

Hablar de la Nación Azteca es compartir el inicio de nuestra grandeza a pesar de los rituales de vidas hacia sus dioses. Nezahualcóyotl y Cuauhtémoc son parte de las imágenes en nuestra moneda, que lejos del valor en el comercio, representa honrar ese pasado realmente reciente.

Revivir la conquista por España, cuyos fines eran el saqueo y el cristianismo, nos permite aprender las relaciones de guerra que los países pueden emprender y en donde ambos lados perdieron. La derrota Azteca no significó propiamente el triunfo de los conquistadores, cuyo líder, Hernán Cortez, murió años después en el abandono y la soledad.

Hoy, México y España aparentan y lo son, países lejanos en todos los sentidos. Si bien hay un mar de por medio, el desinterés permea en los líderes políticos de cada momento de vida que da lugar al juicio de la historia.

Recordar las acciones independentistas que propusieron los criollos comandados por Miguel Hidalgo es la muestra de ese desenfado ante la colonización que originó la llamada Nueva España, que duró 300 años, provocando posteriormente el nacimiento de este país llamado Estados Unidos Mexicanos.

La Reforma del Estado llegó a manos de Benito Juárez, con una visible división frente a la Iglesia Católica, transformando verdaderamente al país en medio de una cruenta lucha que no le permitió gobernar con la fuerza del poder para hacer muchas más cosas al estar huyendo, teniendo así un gobierno de 14 años, muchos de ellos en forma itinerante.

Hablar de Porfirio Díaz es recordar a una dictadura mayor que la anterior. Esta duro 30 años, dirigía un gobierno progresista, de grandes proyecciones y construcciones, de tratados de libre comercio, de vías de ferrocarril que conectaron al país, de tener una tarifa peso-dólar 1 a 1; sin embargo, es descrito por la historia como un mal momento para el país.

“Poca política, mucha administración” era el lema de su gobierno hasta que llegó Francisco I. Madero para iniciar una Revolución Mexicana entre el poder social y el público, desencadenando la muerte del 20% de la población y de la memoria que deja la amistad, el engaño y la traición entre sus principales protagonistas.

El desenlace de esta guerra promovió una tercera edición de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos en 1917, que a pesar de que sigue vigente, ha sido cambiada de fondo al paso de los años.

Dio origen a un partido de Estado, el Partido Nacional Revolucionario, que gobernó con otros dos nombres 77 años este país enfrentando grandes contradicciones ante la opinión pública que va del elogio al cuestionamiento que parece que demanda su desaparición.

Antes, un gran acontecimiento ocasional que ante la falta de aumento salarial a los trabajadores en las diferentes refinerías, provocó que el presidente Lázaro Cárdenas expropiara el petróleo a las concesionarias estadounidenses y que tiempo después al aparecer el Pozo Cantarell, segundo en el mundo allá por las costas de Campeche, apareció México como país petrolero.

Se continuó un camino de gobernabilidad ante una paz de una sociedad que se fue cambiando del campo a la ciudad, que a través de las décadas decantó en un progreso continuo de creación de la escuela rural a la consolidación de las instituciones públicas.

Llegó un periodo neoliberal que transformó verdaderamente al país en base a las relaciones comerciales internacionales que promovió nuevas riquezas personales y nacionales, quedando la mayor parte del pueblo en las mismas condiciones de siempre: Con pobreza y analfabetismo.

La política partidista abordó momentos cruciales de poder político en la oportunidad de gobernanza por tres partidos diferentes en los últimos tiempos, con las mismas políticas públicas a pesar de sus diferencias ideológicas, cuyos principios quedaron atrás ante un consolidado sistema mexicano.

Hoy se habla de diferencias cuando se tienen las mismas formas de gobernar, en base al discurso y los apoyos del Programa de Solidaridad de Carlos Salinas al de Bienestar de López Obrador. Actualmente se vive el momento político electoral de 2024 de la misma forma que registran los anteriores.

La política realmente es pura y limpia conjugada con un pueblo bueno y sabio que votará en la próxima elección con los mismos derechos y obligaciones de las generaciones anteriores.