Benjamín Carrera (Representante Estatal de la SADER).- Bajo el contexto político actual, el planteamiento que hace la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo se presenta como un pilar más que se construye para fortalecer y cimentar la democracia en México. El anuncio hecho el pasado 4 de agosto busca consolidar un sistema electoral inclusivo, transparente y participativo, claro que tomando como base la realización de foros de discusión que permitan a la ciudadanía participar de estos procesos.
Es así que, desde este espacio que tiene ya antecedente de apoyar la participación ciudadana, vemos como un acierto cualquier acción que fomente la democracia inclusiva y la transformación del sistema político electoral mexicano para beneficio de las y los ciudadanos.
Esta reforma electoral se anuncia en un momento crucial para el país, y la propia presidenta ha enfatizado la necesidad de modernizar el sistema electoral para garantizar que las elecciones se lleven a cabo respetando los principios constitucionales de libertad, igualdad y representatividad; precisamente a raíz de lo anterior es que el punto de partida se da a través de tres ejes fundamentales: elecciones que sean menos costosas para el sistema electoral, fortalecer la participación ciudadana y garantizar que las minorías sean representadas.
En ese orden de ideas, el humanismo mexicano es un modelo que ha priorizado el bienestar colectivo y la justicia social, lo que ha sido el sello distintivo de la presente administración federal, por lo que la creación de foros de discusión es un paso alineado con dicho modelo que facilitará espacios de diálogo abierto, priorizando recabar la opinión de la ciudadanía y de las juventudes, comunidades indígenas, personas LGBTIQ+, así como personas de grupos históricamente subrepresentados para construir un sistema electoral no solo eficiente, sino verdaderamente inclusivo.
Al respecto, tal como se señala ya en el Plan Nacional de Desarrollo 2025-2030, bajo el eje de “Gobernanza con Justicia y Participación Ciudadana”, uno de los principales objetivos es atacar la marginación que oprime a ciertos grupos y colocarlos en el centro de los procesos democráticos.
Una de las propuestas que mejor representa lo anterior, es la optimización del financiamiento de los partidos políticos para evitar que estén sobre representados, fomentando la competencia equitativa, permitiendo a su vez la apertura de espacios a nuevas fuerzas políticas que representen intereses plurales.
Esta reforma también contempla medidas para el combate del nepotismo y limita la reelección, lo que permite además de la profesionalización de los espacios, la renovación de los poderes públicos evitando el enquistamiento de élites políticas.
Sin duda alguna, lo que busca esta reforma es que la pluralidad y diversidad de la población mexicana se represente
Aunado a lo anterior, hay puntos que se incluyen en la reforma, tales como el voto digital como una forma de facilitar el sufragio a muchas más personas.
Más allá de los detalles que podamos dar en este espacio, el punto a resaltar es que, la participación ciudadana es el corazón de esta reforma: la democratización no solo de los procesos electorales, sino de inicio, del proceso legislativo se refleja en los foros inspirados en un modelo de parlamento abierto ya empleados en la administración pasada, que aleja estos ejercicios de prácticas antiguas centradas en la opacidad y falta de deliberación.
Sin embargo, a pesar de los beneficios de cualquier insumo que provenga de los entes responsables, invito a reflexionar respecto a que, el éxito de cualquier reforma de este calado, depende de nuestra participación para integrar los intereses de todos a través de la apertura al diálogo; siendo un país con riqueza social y cultural, esta reforma tiene el potencial de ser un parteaguas y consolidar una democracia verdaderamente participativa.