Raúl Ruiz.- En mi columna anterior hice crítica a los agoreros del mal, que sólo ven tragedias en las reformas legislativas y que, sustraídos en sus temores, son como el perro del hortelano… “No comen, ni dejan comer”. Así decía mi abuelita.
Tengo 25 años en Ciudad Juárez y desde que llegué, he tenido la impresión que el círculo empresarial se desenvuelve a paso de tortuga. No hay material humano que busque encontrarse con lo que se conoce como la transformación global.
Porque para encontrarse con el futuro, primero hay que hacer unos ajustes mentales que te impulsen hacia esos derroteros. Y aquí no conozco muchos empresarios con cacumen para ello.
Nombraré solo a tres: Marcos Barraza, Héctor Núñez y Thor Salayandía. Y cada uno corre pa’ su rancho. Mientras ustedes siguen leyendo, guarden estas dos categorías: Transformación global y mente empresarial del futuro.
Prosigo.
Vivimos en una era en que el cambio es la única constante. Las empresas, hoy más que nunca, necesitan desarrollar no solo estructuras sólidas, sino también una psicología empresarial adaptable, casi anticipatoria, frente a los desafíos emergentes.
Para comenzar a descubrir o moldear esa mentalidad del futuro, podemos considerar estas claves:
1. Mentalidad antifrágil
– No basta con resistir el cambio; hay que beneficiarse de él.
– La antifragilidad implica que los negocios prosperen en la incertidumbre, aprendiendo de errores y adaptándose rápidamente.
2. Conciencia regulatoria y ética digital. Aceptar los avances tecnológicos y conocer las reformas jurídicas .
– Las empresas deben incorporar una lectura estratégica del marco jurídico cambiante, especialmente en temas como inteligencia artificial, privacidad, y sostenibilidad. Esto es muy importante. Necesitamos crear conciencia sobre el tema jurídico.
Otro tema relevante: La ética. Se convierte en ventaja competitiva cuando se convierte en parte de la cultura.
3. Inteligencia contextual y estratégica. Prospectiva estratégica.
Sobre la prospectiva, he escrito mucho, creo que mis lectores conocen ya esta ruta. Por eso, recomiendo comprender no sólo los datos, sino su significado sociocultural y las emociones que despiertan.
4. Colaboración simbiótica con la tecnología
– No se trata de automatizar por automatizar, sino de desarrollar una simbiosis: humanos y algoritmos co-creando valor.
– La “psicología del futuro” incluye fluidez emocional y digital.
5. Prototipar futuros posibles
Esto también tiene que ver con la Ciencia de la Prospectiva
– Usar metodologías de futurismo y diseño especulativo para ensayar escenarios.
– Las empresas pueden imaginar distintos futuros y preparar su mente (y sus sistemas) para ellos.
Conforme avanzo en mi análisis, descubro que se me facilita más elaborar mapas con ejes mentales, pero sirve muy poco cuando no hay interlocución.
Todo este rollo me lleva a una síntesis: Sugerencias para una Psicología Empresarial Adaptable.
* Crear un laboratorio de mentalidades futuras dentro de la empresa.
* Crear mapas de Mentalidades Emergentes Empresariales
* Enseñar al empresario a aprender del caos y crecer con la incertidumbre.
* Que sepan diseñar planes contingentes
* Provocar que sean legalmente Visionarios y tengan una Lectura activa del entorno jurídico futuro.
* Que estén constantemente en monitoreo de reformas legales emergentes.
* Y mantengan una capacitación interna sobre nuevas normativas (IA, ciberseguridad)
Hay más, mucho más, pero necesito mucho espacio para desarrollar el tema. Sólo espero no haber sido demasiado mareador. Mientras se construye esto, regresemos a “la realidad”.
A ver cómo sale Ernesto Ruffo Appel del problema que lo tizna con el mega huachicoleo.