Kate Dibiasky, una estudiante de posgrado en astronomía, y su profesor, el Dr. Mindy, descubren un nuevo cometa orbitando dentro del sistema solar.
Pero hay un problema: va a chocar directamente con la Tierra en 6 meses y nadie presta atención. Ambos con la ayuda del Dr. Oglethorpe intentarán advertir a la humanidad sobre el inminente fin del mundo, sin embargo, ni siquiera a la mismísima presidenta de los Estados Unidos parece importarle, ya que es época de primarias.
Todos los personajes tienen momentos y actuaciones muy acertadas que más de una vez te arrancarán una sonrisa.
Aunque, si lo piensas fríamente, lo mejor es reírse ante los hechos que estás viendo porque la única otra opción es llorar.
Toda la humanidad va a ser destruida, pero nadie tiene tiempo para levantar la mirada de las redes sociales o ignorar las elecciones o dejar de querer ganar más dinero antes que hacer algo al respecto.
Es triste pensar que hoy en día hay una probabilidad muy alta de que algo de esto se cumpla si pasara algo similar.
No mires arriba es un espejo saliente de lo que hemos estado experimentando con el cambio climático e incluso la respuesta a la pandemia de Covid por parte de algunos políticos.
McKay muestra también cómo al final del día nos interesa más la vida de un famoso que las cosas que verdaderamente importan o como los multimillonarios realmente tienen la última palabra.
La película da un mensaje muy importante sobre el mundo capitalista en el que vivimos y la obsesión social que tenemos.
El humor está minuciosamente dispuesto, de tal forma, que incluso los gags repetitivos funcionan a las mil maravillas.
Las actuaciones de actores considerados estrellas son geniales, destacando en un campo como es la comedia donde no es habitual encontrarlos.
Incluso McKay dio rienda suelta a las improvisaciones en el set. La historia está tan bien construida desde el principio que no perderás tiempo parándose a ver qué está pasando, porque todo sucede de una manera muy orgánica y con mucho sentido. Imagina Armageddon como una comedia y más o menos te encontrarás con esta película.
Es graciosísima, deprimente, histérica y brillante, todo en uno. Básicamente como si hiciera honor a la propia definición de sátira.
Parece extraño describir una película del fin del mundo como divertida, pero realmente lo es y mucho.