Con palabras emotivas y un profundo mensaje de conciencia judicial, la Presidenta del Tribunal Superior de Justicia, Myriam Hernández, se despidió del Pleno del Poder Judicial del Estado de Chihuahua, cerrando así una etapa significativa en la historia de la institución y dejando un legado basado en la ética, la vocación de servicio y la defensa de la dignidad humana.
Acompañada por juezas, jueces y personal judicial, la Presidenta reflexionó sobre el nuevo ciclo que comienza con la reciente designación de integrantes del Pleno, destacando que sólo con el paso del tiempo se podrá dimensionar el alcance e impacto de esta transformación en la vida pública del estado.
Durante su intervención, Myriam Hernández recordó los casi 200 años de historia del Tribunal, subrayando que ha sido testigo y protagonista de la evolución de la sociedad chihuahuense. Afirmó que el Poder Judicial ha sido mucho más que una instancia de resolución legal: ha sido una institución firme, viva y noble, guiada por principios de legalidad, igualdad y justicia.
Dirigiéndose a quienes la acompañaron durante su gestión, reconoció la entrega y el sacrificio de las y los juzgadores. “Dieron su vida, sus desvelos y su salud para que la justicia llegara a quienes más la necesitan”, expresó conmovida.
Hernández enfatizó que ejercer como juzgador no es una labor ordinaria, sino una vocación que exige templanza, sabiduría, compasión y una profunda conciencia del impacto humano de cada decisión judicial. Agradeció la honestidad, la prudencia y el compromiso de sus colegas, cuyo legado —afirmó— servirá de guía para las nuevas generaciones.
Citando a los ministros José Ramón Cossío y Arturo Serrano Robles, recordó que el verdadero poder del juez no radica en el cargo, sino en la congruencia, la humanidad y la conciencia limpia. Recalcó que cada caso, sin importar su tamaño, representa una historia humana y debe ser tratado con respeto y sensibilidad.
Reconociendo los desafíos sociales, políticos y emocionales que atravesó el Tribunal durante su gestión, declaró que todos fueron enfrentados con rectitud, integridad y profundo sentido de deber. Dijo retirarse con serenidad, habiendo entregado lo mejor de sí en cada jornada como Presidenta.
En su mensaje final, exhortó a las y los integrantes del Poder Judicial a recordar que la justicia es una construcción colectiva y un compromiso moral con el bien común. “La justicia no es un logro individual, sino una vocación que se lleva en el alma”, afirmó.
Con un extenso y sentido aplauso, el Pleno despidió a Myriam Hernández, una Presidenta cuya trayectoria se caracterizó por la integridad, la sensibilidad y la firmeza, y cuyo ejemplo seguirá marcando el rumbo de la impartición de justicia en el estado.
